PLEAMAR
Por Lenin Amaro Betancourt
El proyecto “La Calma”, nuevo intento de privatizar las maravillas naturales de Quintana Roo
Digamos que es cierto, que efectivamente la empresa “Palmares del Country” respetará la zona prevista como la zona de anidación de los quelonios para no edificar justo allí, que pretenderán cumplir con los lineamientos de la NOM-162-SEMARNAT-2012, la que determina las condiciones que habrán de prevalecer en los sitios de anidación de la tortuga marina, específicamente para Xcacel y Xcacelito, supongamos sin conceder que efectivamente los inversionistas son auténticos ambientalistas dispuestos a preponderar la preservación al lujo del complejo hotelero que pretenden habilitar; aun así, existen dudas razonables que me encantaría que alguien despeje.
Por ejemplo, si la intención es dejar sin impacto humano la zona de anidación de las tortugas, ¿por qué incluirla para proyectos de campismo, recorridos interpretativos, observación de flora y fauna y paseos fotográficos?, es decir, ¿cuál es la necesidad de adueñarse de la zona de anidación de las tortugas?
Y entonces el proyecto de la empresa determina que las áreas adyacentes a las zonas de anidación incluyen “el uso de suelo que no afecte a la anidación de las tortugas”. ¿Y qué sigue?; ¿la privatización del milagro que supone la llegada periódica de los quelonios para desovar en esas playas y algunas otras actividades como el nado con tortugas, la liberación de tortugas logradas y, desde luego, la privatización de los caminos de acceso al Santuario de las Tortugas?
De no ser así, es decir, si la intención no fuera privatizar la periódica reproducción y multiplicación de la población de tortugas en playas de Quintana Roo, ¿para qué incluir “las zonas adyacentes al área de anidación de quelonios”?
Por otro lado, una cuestión que resulta fundamental de atender, es que no sólo se trata de dejar a salvo las playas a las que las tortugas llegan a desovar; con fundamento en la NOM, se trata de preservar el hábitat, es decir, las dunas marinas, la vegetación, pero sobre todo, evitar a toda costa el estrés de las tortugas que allí desovan y de las crías.
El proyecto multimillonario que se pretende, sólo dice que “aplicará criterios de sustentabilidad en la infraestructura”, pero en ningún momento dice cuáles.
Claro, decirlo es muy fácil, habría que definir claramente de cuáles se trata, pero, insisto, en ningún momento habla de cómo evitar el estrés para los ejemplares que desovan y para sus crías.
Un proyecto que supone ocho años para concluir, presupone también ocho largos años de generar un impresionante estrés no sólo a los quelonios, sino al resto de la comunidad biológica que coexiste allí.
Suponiendo sin conceder, aún el milagro de la vida es una tentación que no escapa a la ambición de malos empresarios, pero lo más importante, habrá que preguntar al resto de la ciudadanía si está de acuerdo con el hecho de que una más de las maravillas naturales del estado se privaticen; como muchos otros sitios de interés que la mano destructora del ser humano ha dinamitado, horadado, destruido.
Saludos!!