PLEAMAR
Por Lenin Amaro Betancourt
Derecho humano de acceso al agua y mentiras institucionales
Recientemente, medios de comunicación como Sin Embargo o La Jornada hicieron sendos artículos sobre el decreto del Ejecutivo federal para dejar sin efecto la prohibición para la explotación de trescientas cuencas del país y el señalamiento de que, a partir del 5 de junio cuando se firma el acuerdo, “el primero en solicitarlo, será en beneficiario con la concesión para explotar el líquido contenido en cada una de esas cuencas.
Esos medios periodísticos hacen un análisis de la información y llegan a conclusiones inquietantes, por ejemplo, que esa medida, la cual favorece el consumo en zonas urbanas, deja en el desamparo a las comunidades rurales en todo el país, y no sólo ello, advierte que el uso preponderante del agua será para la industria minera y de extracción del petróleo a través de una práctica que ya ha sido cuestionada en otros países: el “fracking”.
El término corresponde a una técnica que provoca la fractura (fracking) del suelo y diferentes capas del subsuelo para llegar hasta donde están las capas de roca que contienen gas, es decir, lo que busca el fracking es liberar energéticos que aún no se han liberado de la capa de rocas para formar mantos. El resultado de fracturar las capas inferiores a la corteza puede incidir, inclusive en el tema de los terremotos y aún así ese no es el perjuicio más grave.
Para lograr los resultados esperados, se deben usar cientos de miles de litros de agua, los cuales son adicionados con productos químicos que auxilian en el proceso de erosión para lograr el fracking, esto incide en la contaminación del vital líquido hecho que no permite su reutilización en otro proceso que no sea el mismo, ello independiente al hecho de que el agua que se recupera representa un porcentaje mucho menor.
Pero el tema central es que la concesión quedará en manos de empresas extranjeras cuyos intereses distan mucho de los intereses nacionales. Con la concesión, estas empresas estarían posibilitadas para envasar agua en cualesquiera de sus presentaciones y venderla en el extranjero.
Favorecer a la industria con la concesión, representa entregarles el 55% de las reservas de agua dulce existentes y permitirles que hagan con el vital líquido lo que mejor consideren, por ejemplo, que especulen con el precio o que corten el servicio de distribución desde la perspectiva de su propio criterio, así es, exactamente como ocurre con Aguakan.
Pero además, se hace urgente considerar que si se entrega el agua al interés extranjero, con los problemas que ya existen en otras latitudes del mundo por la escasez del agua, el hecho de haberles entregado la posesión, propiciaría una sentencia clara a padecer de escasez en un país solo hay que recordar que hace unos días la falta de agua en varias delegaciones de la ciudadanía de México donde las reservas, bajo un criterio de sustentabilidad, la pregunta sería alcanzarían para cubrir nuestras propias necesidades como país?? Un ejemplo es el alto costo y mal servicio que estamos pagando los ciudadanos por concesionarse en ciudades como Playa del Carmen Cancún al tiempo.