CHINA.- Wuhan, capital de la provincia de Hubei, está en cuarentena. Sus habitantes tienen prohibido salir de la séptima ciudad más poblada del país más poblado del mundo. Todo, para tratar de contener la propagación del nuevo coronavirus que ha dejado ya al menos 18 muertos y cuyo origen está precisamente allí.
Hasta hace unos días, Wuhan no era una ciudad conocida en el extranjero, pese a que tiene 11 millones de habitantes. Hoy es una “zona cero” y tiene
“No hay precedentes en China desde 1949 (año de la fundación de la República Popular), ni siquiera durante el SARS en 2003. La gente de Wuhan está haciendo sacrificios”, escribió en Twitter el polémico director del diario oficialista Global Times, Hu Xijin.
El diario español El Mundo reporta cómo viven los habitantes de esta poblada ciudad.
La zona cero del virus: el mercado al por mayor del distrito de Jianghan, en Wuhan, que se ha hecho famosa por ser epicentro del brote del nuevo coronavirus.
Oficialmente, las autoridades sanitarias lo han bautizado como el coronavirus 2019-nCov. Brotó en diciembre y ya ha llegado incluso hasta Estados Unidos.
En medio de la avenida Xinhua, el Huanan Wholesale Seafood Market, dividido en dos partes por una carretera, lleva cerrado, precintado y rodeado de policías desde el 1 de enero. No dejan entrar a nadie salvo a algunos de los comerciantes que aún tienen que recoger cosas en sus naves. Ni siquiera dejan hacer fotos, describe el periodista Lucas de la Cal, de El Mundo.
–Borra todas las que has hecho–, insiste uno de los policías que vigilan una de las entradas.
–Lávate bien las manos cuando salgas de aquí–, suelta otro de los agentes mientras abre las verjas a un grupo de científicos que, vestidos con sus trajes de protección contra infecciones, han estado tomando muestras dentro del mercado.
Describe que en la acera de enfrente, en otra de las entradas, hay una fila de hombres y mujeres que esperan bajo la lluvia para acceder a una caseta donde varios tipos bien vestidos les entregan un sobre.
Antes, un guardia hace uno por uno controles de temperatura para descartar que tengan fiebre y que puedan haber contraído el virus.
“Son los comerciantes que trabajaban en el mercado”, explica uno de los hombres que manda en el control del mercado, describe el reportaje.
“Hoy es su último día para que vengan a recoger los subsidios que les da el gobierno de la ciudad por las pérdidas que les está ocasionando el cierre y el alquiler de sus locales”.
Al preguntar a los comerciantes, ahora parados, algunos cifran en 10 mil yuanes (17 mil 190.26 pesos, apróximadamente) la ayuda que recibirán por parte de la Administración.
“Yo vivo allí, dentro del mercado”, indica una señora que señala un bloque viejo de tres plantas que está detrás de las vallas y de la garita de seguridad; en forma de tienda de campaña militar puesta por la Policía para la vigilancia las 24 horas.
“Algunos de estos comerciantes se han ido a trabajar a otros mercados de la provincia”, dice el jefe de control.
“La situación está muy complicada y cada día salen más casos nuevos”. Y, aunque sabe que las autoridades han pedido a los habitantes que no salgan de Wuhan, sentencia: “Lo mejor, sin duda, sería no estar aquí”.
En la mayoría de crónicas de esta semana se ha definido este lugar como un mercado de pescados y mariscos. Pero la realidad es que también se venden todo tipo de animales vivos y muertos: ranas, serpientes, erizos, puercoespines, tejones, cocodrilos, ratas, zorros, burros, conejos, pavos reales, perros, ciervos, patos, gatos…
El primer brote salió de aquí el 8 de diciembre. Veintiséis días después, ya había 41 casos confirmados. El director del Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, Gao Fu, dijo anteayer que el nuevo coronavirus se transmitió a través de “animales salvajes vendidos ilegalmente en este mercado”.
Ahora ya sabemos que también se contagia entre humanos, lo que aumenta las posibilidades de una pandemia.
“Aunque la ruta de transmisión aún no se comprende completamente, existe la posibilidad de una mutación del virus y un riesgo de una mayor propagación de la epidemia”, alarmó Li Bin, vicepresidente de la Comisión Nacional de Sanidad.
Además, no hay que olvidar que en China están en el comienzo de las vacaciones del Año Nuevo Lunar –este es el de la rata de metal–, así que este brote ha pillado al gigante chino en la peor época del año, en la que hay más movimiento, con cerca de tres mil millones de desplazamientos por todo el país.
Los transportes están abarrotados de personas que van a pasar estas fiestas con sus familias, lo que dificulta los esfuerzos de las autoridades para contener el brote.
Lo cierto es que esta neumonía se haya extendido de norte a sur del país, en 13 provincias, incluidas ex colonias como Hong Kong y Macao. Y ya ha salido de las fronteras, con casos diagnosticados en Tailandia, Taiwan, Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Aunque, por ahora, todas las víctimas mortales han sido en esta provincia de Hubei. (FUENTE: AGENCIAS)