Una de las cosas más difíciles de entender del presidente Obrador es por qué teniendo como principio fundamental el valor personal, es tan consecuente con gente de la 4T que no comparte esa virtud. Nos referimos a la nominación como precandidatos a gobernador de Félix Salgado Macedonio, Alfonso Durazo, Layda Sansores y otros de cuya imagen la población no tiene la mejor impresión. ¿Es aceptable decir que van a ser candidatos porque fueron los mejor posicionados en las encuestas internas? ¿Debemos entender entonces que AMLO no tuvo nada que ver con su designación? ¿O hay tanta confianza en Palacio -los otros datos-para imaginar que MORENA volverá a arrasar? Puede ser que la ciudadanía, incluso la que votó por el partido, tuviera la esperanza de que en la elección de junio se corrigiera la decisión del 2018 de apoyar a personajes claramente contrarios a los conceptos de la 4T.
Lo anterior fue causa de divisiones y enfrentamientos en la organización. Pero, bueno, se interpretó que se debió a los compromisos que el paisano y MORENA contrajeron para llegar. ¿Y ahora? Ni modo de pensar que al presidente no le importa la suerte del partido. Desde luego, será el electorado de cada estado quien determine si respalda o no a los abanderados morenos.
Sin embargo, es imposible no cuestionar la autoridad moral de Durazo para aspirar a gobernar a los sonorenses, cuando en dos años fue incapaz de rescatar a México de la violencia, y de Macedonio, acusado de violador. AMLO lo exoneró “a priori” asegurando que es atacado por razones partidistas, como Gatell o Bartlett. Extraña faceta de un presidente orgulloso de su integridad.
Y DE MAÑANA…
UN ABUSO contra el que la 4T no ha podido (los jueces lo blindan), es el de la mafia de la política y sus desorbitantes ingresos, muchas veces superiores a los del propio presidente. Obrador insistirá en febrero con nueva iniciativa para impedir sueldos dos y tres veces arriba del suyo…