Lo malo es que el respaldo al paisano no es propiamente en reconocimiento a su desempeño, sino mas bien por identificación personal, rubro en que destacan su combate a la corrupción y por mejores condiciones de vida para los pobres.
Pero cuando se pregunta a la gente si está de acuerdo con la conducción de la administración y acciones específicas -pandemia o seguridad pública, por ejemplo-, la respuesta es negativa.
Reflejo de lo anterior es la gran diferencia que existe entre los porcentajes de aprobación del tabasqueño y los del partido, aunque también las mediciones revelan que MORENA aventaja 2×1 al PRIAN, lo que sugiere -contradictoriamente- que no se les ve tan distintos. El partido de AMLO supera con 37% al PAN (17%) y PRI (16%).
Ni juntos le dan alcance.
¿El electorado volverá a votar por el movimiento, aun no estando totalmente de acuerdo con el modo de gobernar de Obrador y de los guindas?
¿O separará, y quedará en evidencia que una cosa es MORENA con el presidente, y otra -muy distinta- sin él en las boletas?
Según la empresa de Roy Campos, la fortaleza electoral de AMLO está del centro para abajo de la República, con Tabasco donde más respaldo obtiene: 75%, mientras su principal debilidad -en la parte media y alta del país- está en Guanajuato, Chihuahua, Jalisco, Colima y Aguascalientes (38%).
El diagnóstico también da una idea a los adversarios de la 4T por donde ir en campaña: si arremeten directamente contra el caudillo, no van a ganar nada más que exacerbar ánimos de los ciudadanos que ya lo detestan; si enfilan baterías contra MORENA y los balances de sus gobiernos, bastante más pueden lograr.
De todas maneras, falta ver con qué precisión se difunden los alcances del proyecto de transformación, y si de aquí a entonces el presidente y su partido ganan mas terreno.