POLÍTICA DE HOY
Samuel Cantón Zetina
¡HUGO, ERA EL CUBREBOCA!
No se trata de hacer “leña del árbol caído” ahora que se infectó de COVID-19, pero la noticia sí es propicia para hacerle un reclamo justo.
Al contagiarse, Hugo López Gatell sacó a los mexicanos de la duda en que él mismo los mantuvo por meses: el cubreboca sí sirve, y al no usarlo él responsablemente, se enfermó.
Y dejó en evidencia un gran error del gobierno al menos de imagen.
Puede aceptarse que al principio de la pandemia no supiera exactamente hasta donde ayuda, porque los mismos expertos de la OMS tampoco lo tenían 100% claro.
Lo que no es admisible, sin embargo, es que a más de un año 2 meses de que China dio la alerta por Wuhan -diciembre 2019-, el subsecretario continuara con la incongruencia de no ponérsela, desoyera él mismo sus consejos, y no pudiera ni siquiera lograr (¡como responsable nacional de la cruzada contra el SARS-CoV2!) que la trajeran AMLO y los miembros del gabinete.
Gatell falló al dejarse ver en público y en televisión contradiciéndose solo, como durante su romántico fin de semana en Ixtapa y el viaje a Argentina por la Sputnik.
No se quedó en casa, no guardó sana distancia, ni se dejó el cubreboca.
Ser cuidadoso no era mucho pedirle.
¿A qué se puede deber tan errático andar del epidemiólogo en jefe?
Probablemente a que el modo de gobernar cambió en México, y a que los funcionarios de hoy no comprenden que en lugares como el nuestro donde la gran mayoría de la población no participa de la conducción del país, muchísimos millones permanecen dependientes, y entonces requieren de un ejemplo o modelo a seguir.
De un buen ejemplo.
Él y los demás actúan como si creyeran que son vistos por la gente como cualquier otro ciudadano, y no como líderes firmes e infalibles.
Como antes.
Ignoran que como autoridad, es imperioso preservar las formas.
El mismo día que se contagió -viernes 19 por la noche- Gatell apareció en tele sin cubreboca.
Dos días antes -miércoles 17- cayó afectado Luis Crescencio Sandoval, titular de SEDENA.
Igual: no usaba.
Un mes atrás -15 de enero-, el presidente López Obrador se infectó.
Tampoco traía.
¿Y entonces?
Miguel Torruco (Turismo) se contagió en noviembre 13, 2020; Rafael Ojeda (Marina) en octubre 18; Jorge Arganis (SCT) en septiembre 10; Víctor Villalobos (Agricultura) y Rocío Nahle (Energía) en agosto 18 y 13; Arturo Herrera (Hacienda) en junio 25, e Irma Eréndira Sandoval (SFP) en abril 27.
Ayer lunes 22, apenas, se sumó a los infectados Juan Ferrer, del INSABI.
Ninguno usó con responsabilidad constante el protector.
Es cierto que al caer tantos, la 4T manda el mensaje a la ciudadanía de que AMLO y sus apóstoles no abusaron ni se agandallaron con las vacunas, inoculándose con privilegio, aunque no es el punto.
Se trata del cubreboca y de la que debió ser por su parte una observancia ejemplar de las medidas para no contagiarse.
¿Cómo no reclamar además al Sub tan mal cálculo de muertos -60 mil iban a ser “catástrofe”, y van más de ¡180 mil!, el triple-, y que no haya aprendido a ser institucional después de tanto tiempo en el gobierno?
En fin… que se recupere pronto, y feliz cumple (ayer ajustó años).
Y DE MAÑANA…
“CALENTÓ” CAÑÓN al presidente Obrador la revelación de la Auditoría Superior de la Federación de que el costo de la cancelación del aeropuerto de Texcoco fue 232% más alto de lo estimado. La ASF reportó irregularidades en el gasto 2019 por $6,907 millones, dictamen que AMLO juzgó “incorrecto y exagerado…” Pero lo que lo más le molestó de todo fue lo del NAICM…