CANCÚN.- Un día como hoy, hace 16 años, los quintanarroenses intentaban sortear uno de los mayores desastres naturales de su historia, el Huracán Wilma.
De acuerdo con meteorólogos, se trató del ciclón tropical más intenso jamás registrado en la cuenca del Atlántico y el segundo más intenso registrado en el hemisferio occidental, después del Huracán Patricia, en 2015.
A propósito de la efeméride, Por Esto! recorre las huellas de Wilma en cinco de las ciudades más azotadas en Quintana Roo, para descubrir no sólo las memorias sino los pendientes y riesgos que dejó el fenómeno.
CANCÚN
Cancún sufrió el embate del meteoro del 21 al 23 de octubre, viviendas, edificios y la zona hotelera resultaron drásticamente dañados. A tal punto que un centro de hospedaje, el Caribbean
Village se derrumbó parcialmente y tuvo que ser demolido. Decenas de torres de alta tensión se cayeron, lo que dejó a los cancunenses sin luz, y como consecuencia, sin agua, hasta por más de una semana. Además, muchas zonas de la ciudad quedaron anegadas.
ISLA MUJERES
Un tramo de 100 metros del malecón Oriente aparece como huella principal. Después de esto, las autoridades reforzaron parte de la infraestructura, pero buena parte de ésta, la zona baja, sigue sin reparación, lo que representa un riesgo para el tanque de almacenamiento de agua potable, de unos 300 metros cúbicos.
Expertos advierten que otro meteoro de la misma magnitud podría partir en dos a la isla. En ese mismo punto, se desbordó el agua de mar durante el paso del Huracán Gilberto, otro huracán mortal, en 1988.
HOLBOX
El monstruo de categoría cinco hizo desaparecer la isla predilecta del tiburón ballena, cuando apenas era una tierra de pescadores, lejos de toda la actividad turística que hoy vive.
Los isleños recuerdan que Wilma causó terribles Los hoteleros que no pudieron sobreponerse se marcharon; en la actualidad aún pueden verse viejas estructuras de madera que pertenecían a los que alguna vez fueron prometedores centros de hospedaje.
A la fecha, Holbox es una de las zonas que padece de constantes inundaciones, debido a que con Wilma, el mar se llevó la arena que servía para nivelar la tierra.
COZUMEL
El Huracán Wilma tocó la Isla de la Golondrinas con vientos de 240 kilómetros por hora. “En ese entonces se contabilizaban por decenas las casas endebles, hechas con láminas de cartón. Todas las familias que habitaban en ellas fueron enviadas a los albergues, cuenta el historiador David Domínguez Povedano, quien en ese entonces fungía como Director de Seguridad Pública.
A pesar de las lecciones aprendidas, aún hay 54 viviendas endebles, sin las protecciones que se necesitan para resistir a un poderoso huracán.
PLAYA DEL CARMEN
De acuerdo con los registros, Wilma se estacionó sobre la Riviera Maya durante casi 60 horas. Juana Francisca Reyes Escobar, quien lleva 27 años radicando en Playa del Carmen, recuerda cómo muchos vecinos lo perdieron todo, ya que sus hogares eran débiles chozas que se alzaban sobre la jungla.
El huracán para los solidarenses de ese entonces fue un golpe económico brutal, aunque supieron levantarse de los estragos del meteoro. “Muchos árboles cayeron, hubo una tala natural de la madre naturaleza que nos sorprendió a todos, pero esos mismos árboles caídos nos sirvieron. para hacer leña y seguir construyendo nuestras casas”, recordó.
Jorge Alcántara, trabajador en un hotel en Cancún, narró que perder la comunicación con su gente en Playa del Carmen le hizo pensar que había perdido a sus seres queridos.
“Recuerdo que en el hotel en el que estaba nos pidieron que nos quedáramos a cuidar para que no robaran, pero a los cuatro días se acabaron los alimentos y la gente empezaba a desesperarse. La gente quería tomar una Coca fría y no podía, hasta una semana después empezó a recuperarse la electricidad”, dijo.
Jorge Alcántara recordó que la autopista a Mérida se inundó más 300 metros y la carretera federal más de mil 500 metros. “No olvidaré el caso del taxista que se dirigía a Kantunilkín, que se ahogó con su automovil en medio de la carretera porque hay una zona de lagunas, el taxista nunca imaginó que el auto quedaría atrapado, no sabía nadar”, finalizó.