TABASCO.- Este domingo fueron encontrados los cuerpos sin vida de tres mujeres en los municipios de Huimanguillo, Centro y Balancán; dos habían sido reportadas como desaparecidas ante la Fiscalía General del Estado (FGE).
Juany Amairany, madre de tres niños, era buscada por su familia desde el pasado 17 de enero, pero este domingo su cadáver fue localizado en un rancho propiedad de quienes eran sus suegros en Huimanguillo. Se desconoce el paradero de su exesposo.
Saúl “N” fue señalado por los parientes de Amairany, de 26 años, como el responsable de violentarla en repetidas ocasiones, por lo que no dudaron que él la haya secuestrado, pues la joven incluso había pedido protección a las autoridades porque tenía miedo de su exmarido, quien la había amenazado de muerte.
Por Sara Yazmín, de 18 años, también se había activado una alerta de búsqueda el 19 de enero. Hoy su cuerpo fue encontrado flotando en el río Viejo Mezcalapa, en Centro. El patio de su casa colinda con el afluente.
Sus familiares detuvieron a quien era su pareja y lo pusieron a disposición de las autoridades como principal sospechoso, pues aseguran que había sido violento con ella y había actuado de manera sospechosa.
Finalmente, en un camino de Balancán apareció otra mujer, desnuda y con visibles huellas de violencia; se presume que fue ahorcada.
Se trata de Rosita, una joven de la zona, madre de dos menores, cuya muerte consternó a los vecinos, quienes exigieron a las autoridades esclarecer este crimen.
En 2021 se cometieron 16 feminicidios en Tabasco, por lo que los hechos de este domingo provocaron reacciones entre partidos políticos y asociaciones civiles que demandaron resultados del gobierno del estado.
“Como Presidenta de la Comisión de Seguridad Pública, condeno los feminicidios ocurridos en #Huimanguillo, #Balancan y #Centro, pido a las autoridades esclarecer los hechos, dar con los responsables y que se le aplique todo el peso de ley”, compartió en redes la diputada local Laura Patricia Ávalos.
En tanto que Julia Arrivillaga Hernández reprochó la “desatención” que se dio al aumento de la violencia familiar durante el confinamiento por la pandemia de COVID-19, que hoy se refleja en asesinatos de esta naturaleza.