COREA DEL NORTE.- Aunque parezca difícil de creer, Corea del Norte acaba de anunciar su primer brote de COVID-19 en más de dos años de pandemia.
En un país totalmente aislado del mundo y donde no se ha aplicado ni una sola vacuna, el anuncio ha venido acompañado de una declaración de “emergencia máxima”. El propio líder norcoreano Kim Jong-un ha ordenado el confinamiento completo de todas las ciudades, empezando por la capital, Pionyang.
Durante dos años y tres meses Corea del Norte ha estado cerrada a cal y canto para evitar todo contagio. Nadie ha podido entrar ni salir y las importaciones desde China han sido escrupulosamente desinfectadas. Pero la COVID ha demostrado una vez más que no sabe de fronteras.
La situación preocupa porque, además de no haber nadie vacunado, Corea del Norte es un país empobrecido, que recientemente reconoció estar atravesando penurias alimentarias y en el que escasean los equipamientos médicos y las unidades de cuidados intensivos. Eso hace que una política “cero COVID” como la que aplica China resulte difícilmente asimilable por su economía.
Pero el régimen de Pionyang no quiere ofrecer ningún signo de debilidad. Tal vez por eso ha lanzado este jueves tres misiles hacia el mar de Japón, en la tercera prueba de este tipo en la última semana y la dieciseisava en lo que va de 2022.