CDMX.- Rafael Caro Quintero, el Narcos de narcos, ha vuelto a caer en manos de la justicia luego de casi nueve años en que fue liberado y jurar que no volvería al tráfico de drogas, pero el objetivo prioritario de Estados Unidos nunca fue olvidado por el asesinato de un agente federal de la Administración del Control de Drogas (DEA).
Cuando el gobierno norteamericano reiteró los intereses en su contra, revelaron acusaciones en la Corte Federal del Distrito Este de Nueva York con un recuento sobre sus actividades criminales desde 1980 hasta 2017.
Pero la DEA ya lo tenía en su lista de los 10 fugitivos más requeridos por delitos presentados desde 1987 en la Corte del Distrito Central de California, incluidas imputaciones sobre el secuestro y posterior ejecución de Enrique Kiki Camarena, agente encubierto de la agencia antidrogas, y del piloto mexicano Alfredo Zavala.
De acuerdo con los registros judiciales consultadas por Infobae México, los cargos en Brooklyn representan un historial de 40 años, incluso mientras Caro Quintero estaba en la cárcel y cuando quedó fuera de las rejas en 2013, tras su arresto en Costa Rica en 1985.
Este 15 de julio quedará marcado en la historia del narcotráfico como la fecha en que la Secretaría de Marina Armada de México (Semar) encabezó otro operativo para dar con el fundador del Cártel de Guadalajara. Los trabajos de inteligencia permitieron ubicarlo, pero el punto de la detención no se ha indicado, salvo informes extraoficiales que señalaron la recaptura en el Triángulo dorado del naco, la sierra de Durango, Sinaloa y Chihuahua.
La DEA asegura que el Narco de narcos siguió operando bajo la protección del Cártel de Sinaloa durante más de tres décadas. Sin embargo, sus sobrinos se enfrascaron una batalla territorial en Sonora desde finales de 2020 al conformar el Cártel de Caborca, cuya disputa aún se mantiene contra los Chapitos. Aunque esos familiares también fueron asociados a la Plaza, remanente de los Beltrán Leyva.
Según registros de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), el capo es implicado en crímenes violentos en ayuda del crimen organizado, así como conspiración para cometer delitos violentos en ayuda del crimen organizado.
Pero en esos delitos destaca su conspiración para secuestrar a un agente federal; además del caso concreto de la privación ilegal de la libertad de Kiki Camarena; el delito grave de asesinato directo del mismo agente de la DEA, su complicidad y como sujeto encubridor de otras violaciones a ley.