BOCANADAS
EN UN EVENTO que marcó un antes y un después en la historia política de México, Claudia Sheinbaum asumió ayer la Presidencia del país, convirtiéndose en la primera mujer en alcanzar el más alto cargo del Poder Ejecutivo. En el acto de toma de protesta, Mara Lezama, la gobernadora de Quintana Roo, no pasó desapercibida. Su presencia, más allá del simbolismo que representa el vínculo entre dos mujeres que han roto barreras en sus respectivos ámbitos, definió la línea de trabajo y colaboración entre ambas, la cual será fundamental para el futuro de Quintana Roo.
Mara Lezama comparte con Claudia Sheinbaum no solo una agenda progresista, sino también la visión de construir un país más igualitario, con justicia social y oportunidades para todos. La gobernadora ha demostrado en su administración un enfoque hacia el bienestar social, el turismo sostenible y el desarrollo inclusivo, temas que también son fundamentales en la visión de la nueva presidenta, quien de inicio anunció ayer en su primer mensaje a la nación la construcción del corredor turístico entre Cancún e Isla Blanca, una gestión de la mandataria estatal.
Con el ascenso de Sheinbaum a la Presidencia, se abren muchas puertas para un estado como Quintana Roo, cuya economía depende en gran medida del turismo y que está en un proceso de transformación para lograr un desarrollo más equilibrado. La afinidad política entre ambas mujeres gobernantes puede facilitar la obtención de recursos federales y programas estratégicos que beneficien la infraestructura del estado, la seguridad pública y el desarrollo urbano. Además, la transición hacia energías renovables y la protección de recursos naturales, prioridades en el programa de Sheinbaum, coinciden con las necesidades ambientales de Quintana Roo, un estado que lucha por proteger sus arrecifes, selvas y playas de los estragos del cambio climático.
TIRO PERFECTO
¿QUÉ PUEDE ESPERAR Quintana Roo con esta nueva relación política?
Veamos:
El apoyo de Sheinbaum podría tener un impacto significativo en la región. Para un estado que ha enfrentado retos relacionados con el crecimiento desmedido del turismo, la urbanización acelerada y la desigualdad, la intervención del Gobierno federal será crucial para alinear los intereses de desarrollo con los principios de sustentabilidad y justicia social. Sheinbaum podría ayudar a Quintana Roo a diversificar su economía y fortalecer el turismo comunitario, al tiempo que se prioriza la protección de sus recursos naturales.
Además, los programas sociales impulsados por la administración federal seguramente se verán fortalecidos bajo la gestión de Mara Lezama, quien ya ha hecho esfuerzos para atender las desigualdades persistentes en el estado, particularmente en las comunidades indígenas y rurales. Sheinbaum tiene experiencia en liderar programas exitosos de apoyo social durante su tiempo al frente de la Ciudad de México, y la extensión de estas políticas en Quintana Roo podría aliviar las condiciones de pobreza de muchas familias.
La llegada de la primera mujer presidenta y la presencia de Mara Lezama al frente del Gobierno del estado permiten vislumbrar una nueva era para el país y particularmente para el sureste. Durante décadas, esta región estuvo rezagada -AMLO le dio un impulso enorme- en comparación con el centro y norte de México, pero ahora, con dos mujeres en posiciones estratégicas, se abre la posibilidad de crear políticas públicas más inclusivas que atiendan las desigualdades históricas y se enfoque en fortalecer el papel de las mujeres en la economía y la política.
El hecho de que tanto Sheinbaum como Lezama hayan alcanzado estos puestos de poder en un contexto en el que el liderazgo femenino todavía es una novedad en muchos sectores, sienta un precedente poderoso. Para las niñas y mujeres de Quintana Roo y de todo México, estas figuras representan una inspiración y una prueba de que los techos de cristal pueden ser rotos, y de que una política más empática e incluyente es posible.
BUENOS HUMOS
SIN EMBARGO, NO todo será un camino sencillo. La colaboración entre el Gobierno federal y el de Quintana Roo dependerá no solo de la afinidad política, sino de la capacidad de ambas líderes de sortear los desafíos que conlleva la gobernanza. Quintana Roo sigue enfrentando problemas como la inseguridad, la desigualdad económica y la necesidad de diversificar su modelo turístico. Para Mara Lezama, aprovechar la oportunidad de contar con una presidenta aliada implicará también coordinar políticas que se alineen con los objetivos federales sin perder la autonomía estatal y los intereses específicos de la región.
El potencial de esta nueva relación política, en un contexto de cambio profundo, marca una oportunidad única para redefinir el rumbo del estado. Si se aprovechan bien los lazos entre ambas lideresas, la entidad podría experimentar un desarrollo más justo y sostenible, asegurando que el crecimiento económico se traduzca en bienestar real para todos sus habitantes.
El inicio de este nuevo capítulo en la política mexicana representa una oportunidad histórica para sentar las bases de un futuro más equitativo para el sureste, donde Quintana Roo podría convertirse en ejemplo de innovación, inclusión y prosperidad bajo el liderazgo de Mara Lezama y con el respaldo, ahora, del gobierno de Claudia Sheinbaum. Una sinergia política femenina de dos líderes con una sola visión.