CHETUMAL.- Mediante una carta publicada y difundida por medio de plataformas digitales, el ex gobernador Mario Villanueva Madrid ofreció una aclaración sobre su situación jurídica, ante la petición de arresto domiciliario que hizo hace unos meses por su estado de salud, que reporta como delicado.
En el escrito, el ex mandatario quintanarroense explicó que el juez que lleva su caso ha resuelto ya en tres ocasiones, “de mala fe”, contra que pueda cumplir en su casa, en Chetumal, la pena que enfrenta.
A continuación, el texto íntegro:
“Amigas, amigos:
Ha habido mucha confusión respecto a mi caso y por eso decidí abrir el fuego a partir de hoy, explicando mi situación a quien tenga interés en ella, y respondiendo las inquietudes y dudas que tengan al respecto. Hace unos días di a conocer una nota, la cual aparece en mi página, en la que quise darles a conocer mi situación jurídica exponiendo lo siguiente:
La petición que hice al juez para que me permitiera compurgar en mi casa la pena de prisión que me impusieron, y;
La solicitud de indulto que los diputados del Congreso del Estado hacen al Presidente López Obrador.
El Juez en mi contra:
Esta es la tercera ocasión en que me daña, es la tercera resolución que con mala fe y violando la ley el Juez hace en mi contra sin razón legal alguna, porque todas las pruebas demuestran que, apegado a la ley, debió resolver favorablemente el traslado a mi domicilio.
La segunda fue cuando me trajeron de la cárcel llamada CEFEREPSI en el Estado de Morelos al CERESO de Chetumal el seis de junio del año pasado. El Juez declaró que mi traslado era ilegal a pesar que se basó en un dictamen médico y que la autoridad penitenciaria federal lo hizo con sustento en la Ley Nacional de Ejecución Penal. No obstante, el Juez ordenó que se me regresara al CEFEREPSI, pero logré evitarlo con un amparo.
La primera resolución del Juez en contra mía, fue en octubre de 2017, en que me negó el traslado del CEFEREPSI a un reclusorio de la Ciudad de México, adonde le pedí que me llevaran para que atendieran mis enfermedades en los hospitales del Gobierno de esa Ciudad.
El Juez se tardó seis meses en resolver mi petición a pesar de que a cualquier preso y en cualquier cárcel del país, cuando está enfermo y necesita ir a un hospital, lo trasladan de inmediato sin intervención de ningún Juez. Por esa violación a mi derecho a la salud, me fui agravando con mayor daño a mis pulmones y al corazón.
¿Por qué quiero ir a mi casa?
Porque es un derecho que me otorga la ley, la cual dispone que el juez podrá ordenar que un preso compurgue la pena en su domicilio si tiene 70 años y si padece enfermedades graves, como es mi caso.
Así le permitieron ir a su casa, entre otros, a la profesora Elba Esther Gordillo, y al exgobernador de Tabasco Andrés Granier.
Cumplo con todos los requisitos, pero extrañamente el juez me negó este derecho constitucional, a pesar de que los dictámenes médicos establecen claramente que por mis enfermedades no debo estar ya en una cárcel.
Porque tengo ya 20 años y medio sin poner un pie en la casa, y he estado casi 18 años y medio en la cárcel compurgando una condena de prisión injusta, por acusaciones falsas sobre delitos que no cometí, con una condena que me permitiría salir libre a los 91 años y tres meses, es decir, que me condenaron a morir en la cárcel.
¿Por qué el Congreso del Estado de Quintana Roo pide el indulto?
Cuando menos por tres razones:
Las investigaciones realizadas por los diputados del Congreso del Estado desde hace más de seis años, demuestran que son falsos los hechos ilícitos de los que me acusaron, que las acusaciones fraudulentas fueron fabricadas y que soy inocente.
Todos mis supuestos cómplices que fueron encarcelados, con orden de aprehensión y bajo arraigo, gozan de libertad porque las autoridades judiciales federales los exoneraron, los declararon inocentes. Los que en este momento recuerdo, son los siguientes:
Estuvieron en la cárcel, llevados a juicio acusados de delitos graves, y las autoridades judiciales federales los absolvieron decretando su libertad: Fernando García Zalvidea, José Ricardo Marín Carrillo, Oscar Benjamín García Dávila, Luis ALONSO Andrés Peraza González, Cecilio Arano Aguilera, Armando Chan Denis, Marco Antonio Serrano y Cob, Daisy Patricia Baeza Rodríguez, Dámaso Hernández Marín, Eric Alphonse Trigo Segarra, Manuel de Jesús Chan Rejón, Julio César Campos Martínez, Gilberto Fabián Campos Martínez, Domingo Manuel Fernández Galán, Jesús Albino Quintero Meraz y Alcides Ramón Magaña alias “El Metro”.
Fueron arraigados y liberados por ser inocentes: Rafael de Jesús Lara Lara, Manuel Salinas Pérez, Ramiro de la Rosa Bejarano y Rudy Ulises Hernández Buenfil; y con orden de aprehensión se les absolvió, entre otros a: Abraham Atila Oliva Mora, y los hermanos Fausto y Luis Tommasi Colomé.
A varios más los detuvieron y/o los hicieron comparecer sin ninguna orden, judicial o administrativa, sujetándolos a tortura psicológica, presionándolos para que declararan contra mí; vaya como ejemplo está la actual diputada federal Patricia Palma. A otros les aseguraron sus bienes, que nada tenían que ver con las acusaciones fabricadas en mi contra.
Pero lo más importante, es que entre los absueltos destaca ALCIDES RAMÓN MAGAÑA, alias El METRO”, acusado de ser el líder de una célula de narcotraficantes del Cártel de Juárez, en Cancún, acusándome a mi la PGR de que yo le otorgaba protección para sus actividades ilícitas de narcotráfico, y que a cambio de eso me daba dinero. Si este señor es inocente, quiere decir que no cometió ningún delito y, en consecuencia, resulta absurdo que se diga que yo le di protección para cometer delitos.
¿Por qué he aguantado esta injusticia tantos años?
Porque sabiéndome inocente decidí luchar hasta que se reconozca la verdad y se me otorgue la justicia que durante los tres sexenios anteriores me han negado con el abandono de los compañeros de partido y los “amigos” en el poder, que han conocido mi inocencia y me negaron su ayuda cuando lo único que he pedido es que se aplique la ley y prevalezca la justicia …
Porque no podía doblegarme a pesar de los tratos inhumanos, las humillaciones y las privaciones en la cárcel, con una sentencia de por vida de 45 años, 7 meses y 11 días en total entre los Estados Unidos y México, dos condenas en ambos países por los mismos delitos y los mismos hechos, lo que la propia Constitución prohíbe, pero al presidente Calderón le valió gorro y me extraditó a los Estados Unidos sabiendo que era ilegal hacerlo.
Porque me sobra voluntad para vencer a la injusticia, aún cuando desde hace 20 años y medio no pongo un pie en mi casa con mi esposa enferma, y con “amigos” del PRI, en el poder, que me dieron la espalda; y otros de aquí del Estado, que como gobernador se declararon mis amigos fieles, y ya en la cárcel se aprovecharon de nuestros bienes, pensando que ya no volvería.
Bueno, por ahora les dejo con mi abrazo cariñoso y la disposición a contestar sus dudas.
Mario Villanueva”.