CIUDAD DE MÉXICO.- “Mañana voy a matar a todos los de la 32, empiezo en 3G y término en 1K”, se leía en el mensaje. Quien lo escribió se refería a “todos” los alumnos de la Escuela Secundaria Técnica 32.
La amenaza se publicó el viernes pasado, una semana después de que un niño de 11 años mató a su maestra, lesionó a algunos compañeros y finalmente se suicidó dentro de un colegio privado en Torreón, Coahuila.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJ CDMX) y la Policía de Investigación (PDI) abrieron una indagatoria luego de que un adolescente de 13 años de edad, estudiante de secundaria, publicó en su cuenta de Facebook una fotografía en la que aparece con una pistola y la amenaza de una matanza en su escuela secundaria.
Tras recibir la denuncia de dicha publicación, la FGJ envió a un grupo de agentes de la PDI a la secundaria técnica ubicada en la colonia Lindavista, alcaldía Gustavo A. Madero.
Según los informes, fue la propia directora del plantel, Leticia Juárez Uribe, quien explicó a los agentes lo que estaba sucediendo. Les proporcionó los datos del alumno que subió el mensaje intimidatorio y la imagen.
Les dijo que la persona que aparecía en la fotografía era un estudiante llamado Alan, el cual cursaba segundo de secundaria en el grupo 2-J del turno vespertino.
Según explicó, el menor solo tenía un reporte de una pelea ocurrida en septiembre del año pasado, pero ningún otro signo de violencia, alteración o mala conducta.
Otro alumno involucrado donde también aparecía la amenaza, es Juan de 14 años, estudiante de tercero de secundaria. La directora explicó que tampoco tenía reportes de violencia.
Una vez obtenidos los datos, los agentes buscaron a los padres y a los dos menores. Alan reconoció que la fotografía era suya, pero aseguró que él no había escrito la amenaza. Dijo que no sabía quién lo había hecho.
Según explicó, el arma que aparece en la imagen era una pistola de juguete que, aseguró, compró para una obra de teatro.
El otro menor entrevistado dijo que él vio los mensajes, pero que no sabía quién los había escrito y que pensaba que eran una broma.
Tras ello, las autoridades capitalinas ofrecieron apoyo de personal de psicología y trabajo social de la fiscalía. Al mismo tiempo, la directora del plantel, canalizó a los menores a servicio psicológico del plantel. (FUENTE: EXCÉLSIOR)