CDMX.- Después de un debate de casi 16 horas continuas, el pleno de la Cámara de Diputados avaló, en lo general y en lo particular, la contrarreforma eléctrica del presidente, Andrés Manuel López Obrador para fortalecer a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y desplazar a los particulares en la generación y distribución de energía eléctrica.
Una a una fueron rechazadas las más de 400 reservas que presentaron diputados del PAN, PRI, PRD, MC y Verde, es decir, no se le modificó ni una coma al dictamen presidencial que modifica la Ley de la Industria Eléctrica y fue enviada al Senado de la República.
A las 17:47 de este martes se votó en lo general y el resultado fue Morena, PT y PES alcanzaron 304 votos a favor; contra 179 del PAN, PRI, PRD, MC y Verde; así como cuatro abstenciones; y al cierre de esta edición se seguían rechazando una por una las más de 400 reservas o propuestas de modificación, para después remitirla al Senado de la República.
Y en lo particular, la votación fue a las 4:57 de la mañana de este miércoles y la votación fue 289 a favor de Morena, PT y PES; contra 152 en contra del PAN, PRI, PRD, MC y Verde; así como una abstención.
Este dictamen fue aprobado sin hacerle cambios de fondo a la iniciativa preferente que presentó el presidente, Andrés Manuel López Obrador, luego de que el titular del Ejecutivo pidiera a sus legisladores no moverle ni una coma.
El pasado 1 de febrero, el presidente López Obrador inició su contrarreforma energética, y su primer paso fue presentar una iniciativa preferente para modificar la Ley de la Industria Eléctrica e implementar una Nueva Política Energética y, de acuerdo a su óptica, no incrementar los precios a los usuarios.
En este documento se decidió privilegiar la energía eléctrica que produce el Estado mexicano, y el Sistema Eléctrico Nacional que será distribuido a los consumidores y estará alimentado, en primer lugar, por la red de distribución de la energía producida por las hidroeléctricas; en segundo, por las plantas de la CFE a través de combustibles fósiles; en tercero, por la energía eólica o solar de particulares; y al final, la energía de ciclo combinado de empresas privadas.
Con este nuevo esquema, en el despacho de las centrales eléctricas, los privados serán relegados hasta el tercer y cuarto sitio en la preferencia para surtir energía eléctrica a los consumidores, además de que estarán sujetos a los planes de gobierno en materia de electricidad.
Además, el presidente López Obrador decidió que no será obligatorio para el Estado mexicano realizar subastas eléctricas, como sí lo definía la reforma energética de Enrique Peña Nieto, pues “las subastas son una perversa maquinación ideada con el único propósito de garantizar la rentabilidad de las inversiones de los generadores privados en detrimento de la CFE, ya que los contratos correspondientes tienen una vigencia de 20 años y los precios no están sujetos a variaciones del mercado”, argumentó López Obrador en su exposición de motivos.
De manera paralela, el gobierno Federal obliga a la Comisión Reguladora de Energía a revisar los permisos de autoabastecimiento y los contratos de compra-venta de electricidad que tiene con particulares, que en este año le costará a CFE, 41 mil 760 millones de pesos y habrá revocaciones en los casos en los que se hayan obtenido mediante fraudes.