EU.- La NASA canceló el lanzamiento de un nuevo cohete lunar programado para un importante vuelo de prueba este lunes, luego de varios incidentes que involucraron una fuga de combustible.
“El lanzamiento de #Artemis I ya no tendrá lugar hoy, ya que los equipos están trabajando en un problema de filtración del motor. Los equipos seguirán recopilando datos y les mantendremos informados sobre el momento del próximo intento de lanzamiento”, indicó la agencia espacial.
La próxima posible fecha de despegue de la misión no tripulada, que marcará el inicio de Artemis, el gran programa espacial de Estados Unidos de regreso a la Luna, es el viernes 2 de septiembre.
Los encargados habían detenido el conteo regresivo cuando faltaban 40 minutos mientras el equipo de hidrógeno discutía los planes a seguir con el director de la misión.
La NASA indicó cuando se agotó el tiempo de ventana de lanzamiento de dos horas, todavía continuaba la evaluación sobre por qué no tuvo éxito una prueba de purga para que los motores RS-25 de la parte inferior de la etapa central alcanzaran el rango de temperatura adecuado para el despegue.
Previamente, los controladores de vuelo detuvieron la operación de repostaje, que ya se hacía con una hora de retraso debido a tormentas en el mar. El proceso se reanudó despacio para ver si la fuga de combustible de hidrógeno podría empeorar, lo que casi con certeza pondría fin a la cuenta atrás, pero las alarmas forzaron otro receso. La fuga estaba en el mismo lugar en el que se identificó durante una prueba en primavera.
“Durante la transición del llenado lento de hidrógeno líquido en la etapa central del cohete del Sistema de Lanzamiento Espacial a las operaciones de llenado rápido, los controladores de lanzamiento observaron un pico en la cantidad de hidrógeno que se deja escapar en la lata de purga (…). Los ingenieros iniciaron el flujo inverso de hidrógeno líquido en la etapa central y actualmente están solucionando el problema”, informó la agencia.
El cohete Space Launch System de 98 metros (322 pies) es el más poderoso jamás construido por la NASA. Se dispone a enviar una cápsula vacía a la órbita lunar, medio siglo después del programa Apolo de la NASA, que llevó a 12 astronautas a la Luna.
A primera hora, el contador de la transmisión en vivo marcaba que el despegue estaba programado alrededor de las 8 (hora local de Florida, 12 GMT), pero luego quedó frenado cuando faltaban 40 minutos.
Los astronautas podrían regresar a la Luna en unos pocos años, si este vuelo de prueba de seis semanas sale bien. Sin embargo, la NASA reconoce que los riesgos son altos y que el vuelo podría interrumpirse.
En lugar de astronautas, se sujetan tres maniquíes de prueba a la cápsula Orion para medir la vibración, la aceleración y la radiación, uno de los mayores peligros para los humanos en el espacio profundo. Tan solo la cápsula tiene más de 1.000 sensores.
Las autoridades dijeron el domingo que ni el cohete ni la cápsula sufrieron daños durante la tormenta del sábado; el equipo de tierra tampoco se vio afectado. Se confirmó que cinco rayos alcanzaron las torres de 180 metros (600 pies) que rodean el cohete en el Centro Espacial Kennedy de la NASA. Los impactos no fueron tan fuertes como para realizar mayores pruebas. “Claramente, el sistema funcionó como se diseñó”, dijo Jeff Spaulding, director de pruebas senior de la NASA.
Se esperaban más tormentas. Aunque los meteorólogos calculaban un 80% de probabilidades de clima aceptable para el lunes por la mañana, se esperaba que las condiciones se deterioraran durante la ventana de lanzamiento de dos horas.
Pese a la falta de pasaje, miles de personas llenaban la costa para ver el despegue del Sistema de Lanzamiento Espacial, o SLS por sus siglas en inglés. La vicepresidenta, Kamala Harris, viajó a Orlando con su esposo, pero aún no había hecho el trayecto de una hora por carretera hasta Cabo Cañaveral.
Las fugas de hidrógeno han empañado los preparativos de la NASA desde abril, y han requerido una serie de reparaciones. La prueba se repitió con más éxito en junio, aunque también hubo algunas pérdidas. Los responsables dijeron que no sabrían con certeza si las reparaciones habían funcionado hasta que se intentara cargar los tanques del cohete con casi un millón de galones (4,5 millones de litros) de combustible frío el lunes.
La directora de lanzamiento, Charlie Blackwell-Thompson, y su equipo también tuvieron que lidiar con un problema de comunicación de la cápsula Orion.
Los ingenieros trataban de comprender una demora de 11 minutos en las comunicaciones entre el Control de Lanzamiento y la Orion detectado el domingo por la tarde. Aunque el problema se había resuelto para el lunes por la mañana, la NASA necesitaba saber su origen antes de ejecutar un lanzamiento.
El primer vuelo del programa de exploración lunar de la NASA del siglo XXI, llamado Artemis (Artemisa), por la hermana melliza del dios mitológico Apolo, lleva años de retraso. Sucesivos aplazamientos han provocado sobrecostes presupuestarios: esta demostración costaría 4.100 millones de dólares.
Si la prueba salía bien, el segundo vuelo llevaría astronautas para rodear la Luna en un viaje de ida y vuelta a partir de 2024. Después podría haber un alunizaje de dos personas para finales de 2025. NASA tiene la vista puesta en el polo sur del satélite.
Durante las misiones Apolo, 12 astronautas aterrizaron en la Luna entre 1969 y 1972, con estancias de unos pocos días como mucho. La NASA quiere establecer una base lunar en las misiones Artemis en la que los astronautas puedan hacer estancias de varias semanas. El siguiente paso sería Marte, quizá a finales de la década de 2030 o principios de la década de 2040.