CIUDAD DE MÉXICO.- El favorito para ganar la presidencia de México, el izquierdista Andrés Manuel López Obrador, dijo el lunes que, de ganar las elecciones del 1 de julio, su Gobierno no tendría problemas en concesionar la construcción del nuevo aeropuerto de la capital.
A pesar de amenazar en repetidas oportunidades con cancelar su construcción, López Obrador, conocido por su acrónimo AMLO, aminoró el lunes sus críticas a la mega-obra de 13,300 millones de dólares y dijo que estaba abierto a dialogar con empresarios y especialistas sobre la mejor opción para su construcción.
“¿Por qué no se concesiona (el nuevo aeropuerto)? Yo no tendría ningún problema. (Pero) yo no voy a destinar la mitad de la inversión pública sólo para una obra. Eso no se puede”, dijo en un foro turístico donde también participaban los otros cuatro candidatos presidenciales.
“Nosotros no queremos cancelar la posibilidad de resolver el problema de la saturación del actual aeropuerto”, explicó. “Es resolver el problema sin gasto, sin inversión excesiva y sin corrupción”, afirmó.
López Obrador sostiene que el nuevo aeropuerto, en cuya construcción participan entre otras las mexicanas ICA, Cicsa y la española FCC -las dos últimas del emporio empresarial del magnate Carlos Slim- es una obra “faraónica”, que está plagada de corrupción e irregularidades técnicas y ha propuesto construir dos pistas en un aeropuerto militar cercano.
El candidato, que según sondeos lidera por amplio margen la carrera presidencial, se enfrentó en los últimos días con empresarios a quienes llamó “traficantes de influencias” que se benefician de la corrupción y los acusó de obstaculizar la democracia y conspirar para impedir que llegue al poder.
Pero el fin de semana, levantando un pañuelo blanco en señal de paz, López Obrador le puso paños fríos a los dimes y diretes asegurando que no quería “pleito” con los empresarios.
Y el lunes, el influyente Consejo Coordinador Empresarial (CCE) emitió un encarte en periódicos donde afirman que son parte de la solución, no del problema, y piden “un debate constructivo, abierto, a dialogar las diferencias, con evidencia de argumentos”. (FUENTE: EL ECONOMISTA)