CORRE LA VOZ
¡QUÉ MANERA DON “RAFA”, DE SUBIR AL ESCENARIO!
Por: Jorge Castro Noriega
En una maniobra disfrazada de espaldarazo, acostumbrado a jugar con el manejo de la información, el presidente López Obrador subió esta semana que recién termina a su entrañable amigo, paisano, consejero y confidente, Rafael Marín Mollinedo, a la contienda por la sucesión gubernamental en Quintana Roo
Frente a una acusación que pretendía salpicar de corrupción al compañero de lucha desde hace décadas del inquilino de Palacio Nacional, Marín Mollinedo no sólo fue exculpado de “botepronto” por López Obrador en la “mañanera” del martes pasado, sino que además lo arropó con elogios sobre su honestidad y la imposibilidad de robarse algo, “porque lo conozco desde hace 50 años”, fue el argumento que con firmeza blandió, seguro que con eso era suficiente para lograr el propósito.
Y decimos que pretendía el embate tiznar la imagen del poderoso director general del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, porque provino de uno de los reporteros afines que el staff de Prensa de Presidencia cuela todos los días a las conferencias matutinas, para facilitar con sus preguntas el flujo de la información que más le interesa dar a conocer al presidente cada mañana.
Si bien es cierto que “Rafa” Marín, como lo conocen sus allegados, había dicho una y otra vez que no tiene interés en participar con la bandera de Morena por la gubernatura de Quintana Roo, también es cierto que, en corto, entre sus más allegados, ha reconocido recientemente que si su amigo el presidente se lo pidiera, le sería imposible negarse.
“Porque al presidente no se le puede decir que no”, afirma el hombre que le habla al oído a López Obrador y quien es una de las pocas -poquísimas- personas a quien éste escucha.
En casi todas las encuestas sobre las preferencias electorales entre los aspirantes de Morena a suceder a Carlos Joaquín el próximo año, la reelecta alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, es la que aparece a la cabeza. Con todo y que recientemente han surgido nuevos sondeos donde personajes como Luis Alegre y el senador José Luis Pech han visto remontar sus números favorablemente.
No podemos soslayar la simpatía y el afecto que López Obrador siente por Mara Lezama.
La ha apoyado cuantas veces lo ha necesitado y cuando en su primera campaña fue víctima de cuestionamientos a su honestidad por parte de otros candidatos a la Presidencia Municipal, el presidente saltó de inmediato al ruedo y metió las manos al fuego por ella.
En un vídeo grabado especialmente con ese efecto, defendió a Mara calificándola como una mujer honesta y la mejor candidata de Morena para disputar Cancún. Con semejante aval, ya no hubo nada que se interpusiera en su camino y Mara ganó las elecciones ese año, repitiendo la dosis en las de este 2021. El empujón de AMLO le alcanzó para dos trienios. Así de firme y creíble es la palabra del presidente.
Avecindado en Quintana Roo desde hace muchos años, mucho antes de pensar siquiera en convertirse en uno de los hombres más poderosos del gabinete federal y de los más influyentes dentro de Morena, Rafael Marín Mollinedo siempre se ha manejado con bajo perfil.
No es hombre de reflectores ni amante de las cámaras, los micrófonos y las grabadoras. De ahí se entiende por qué a pesar de la insistencia de los grupos políticos de Morena de candidatearlo a la gubernatura y por más “grilla” política que su propuesta genera en los medios de comunicación, su nombre no figuraba hasta hace poco en las encuestas. No era precisamente una figura conocida entre los electores quintanarroenses. Que son los que votan. Los que eligen.
Por esa razón y previendo cualquier complicación a la hora de las definiciones de las candidaturas en el partido, pues ya vimos la manera tan polémica y cuestionada como se desarrolló el proceso interno de este año, es que López Obrador decidió apostarle a un “Plan B” en la jugada… y ese es nada menos que su querido amigo “Rafa” Marín.
¿Qué mejor manera de subirlo al escenario y jalar los reflectores sobre él, que salir a defenderlo de una fuerte acusación de corrupción en su tarea como director del Corredor Transístmico?
¿A quién se le hubiera ocurrido algo mejor para posicionarlo como carta fuerte sobre la mesa en la que se baraja la sucesión en Quintana Roo, que ponerlo como ejemplo de honestidad e incorruptibilidad a nivel nacional desde la “mañanera”?
Sólo a Andrés Manuel López Obrador, a quien hay que concederle, guste a algunos o no, que sabe cómo generar un impacto mediático estridente que atraiga la atención, a favor o en contra, de quien él decida. Para bien, o para mal.
Con Mara Lezama funcionó en su momento y ahora los reflectores alumbran también sobre Rafael Marín Mollinedo: El hombre fuerte de López Obrador que surge como “Plan B”, pero que podría convertirse, ya veremos al tiempo si no, en el “Plan A” del presidente.