Siempre en las alianzas políticas de la oposición hay muchos intereses y motivos, casi todos válidos, pero nunca como ahora es claro el principal móvil: enfrentar al presidente.
Tiene sentido, porque aunque históricamente las fuerzas se juntan para derribar al partido en el gobierno, y trepar al poder, ésta vez el propio titular del Ejecutivo nacional, con la 4T, ha dividido al electorado entre los que están con él y los que están en su contra.
Volverán a haber en la elección de junio múltiples causas individuales y de grupo para votar en cualquier forma, y sin embargo la característica fundamental de la jornada es -desde ahora- la unión de los adversarios en contra directamente de AMLO.
Él se ha subido al ring descalificando a la coalición (“quitará presupuesto a los pobres…”), símbolo y no porque él lo diga- de la mezcla del aceite con el agua y otro extraño elemento.
Sabe el paisano que las probabilidades de triunfo de su partido radican otra vez en su popularidad lo aprueba 6 de cada 10 mexicanos-, y entonces la polarización de los sufragios es la estrategia perfecta.
Sin él en la batalla, las posibilidades de MORENA se irían al suelo. No obstante, así conviene a PAN, PRI y PRD, porque rivalizar solamente con el partido no representa, en el torpedeo de campaña que sus asesores alistan, la expectativa de crecimiento que sí garantiza bombardear al caudillo.
Es la simple y antigua ecuación de golpear a la cabeza. “Va por México” permitirá a la oposición candidaturas comunes en 171 de los 300 distritos (57 para el PAN, 60 para el PRI y 64 PRD).
Con el único propósito, igualmente muy a la vista, de arrebatar San Lázaro al presidente. Y DE MAÑANA… ¿A CUÁNTOS de los 450 diputados federales -de 500- que intentan reelegirse, darán candidaturas los partidos?…***A CUENTAGOTAS, pero las vacunas contra el COVID-19 están llegando al país cuando aún no concluye el 2020 y México no es una súper potencia. Ebrard cumplió…