CDMX.- Emma Coronel, esposa del narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán Loera, fue arrestada en el estado de Virginia, Estados Unidos, por distintos cargos de tráfico de drogas, informó el Departamento de Justicia norteamericano.
Sin embargo, destaca un cargo más por presuntamente haber participado en la planeación de la fuga del Chapo en julio de 2015, cuando estuvo recluido en el Altiplano de Almoloya de Juárez, Estado de México.
Pero no es todo, de acuerdo con Eric McGuire, agente especial del Buró de Investigación (FBI), Coronel ya preparaba una tercera fuga del narcotraficante mexicano, pero su intento se vio frustrado.
En dicha escena, salió a relucir que un funcionario público mexicano, supuesto “encargado de supervisar las cárceles mexicanas”, habría sido sobornado para facilitar dicho intento de escape.
McGuire informó que Joaquín Guzmán Loera permaneció prófugo de la justicia mexicana desde su escape por un túnel gigantesco en el Estado de México, pero agazapado continuaba al frente del Cartel de Sinaloa junto al “Mayo” Zambada.
Pero finalmente las autoridades lo atraparon en Sinaloa, donde fue recluido en el Centro Federal de Readaptación Social número 1, una cárcel de máxima seguridad en el Edomex, aunque más tarde fue removido a una instalación en Ciudad Juárez.
Fue durante su estancia en el Altiplano que Emma Coronel contacto al testigo número uno para informarle que de nuevo planeaban un escape y querían contar con sus servicios de nueva cuenta.
El plan era comprar una casa cerca de la cárcel del Altiplano, por lo el testigo que recibió un primer pago de 100,000 pesos e instrucciones para iniciar con los trámites necesarios.
Más tarde recibió fondos adicionales por hasta un millón de pesos para final la compra y finalmente, concretar la tercera fuga del “Chapo”, pero no contaron con el traslado del narcotraficante a la ciudad fronteriza.
El informante número uno dijo a las autoridades norteamericanas que Coronel y sus socios le informaron que trabajaban en un plan alterno para el traslado de Joaquín de regreso al Altiplano.
Para lograr lo anterior, dijo el testigo, le confesaron que se pagaron cerca de dos millones de pesos “al funcionario que supervisaba las cárceles mexicanas”.
Sin embargo, Guzmán Loera jamás abandonó su estancia en la prisión de Chihuahua, misma desde donde fue extraditado con rumbo a los Estados Unidos.