BOCANADAS
EL FUTURO NOMBRAMIENTO -cosa de días- de Rafael Marín Mollinedo como titular de la Agencia Nacional de Aduanas de México (ANAM) es una jugada interesante en el tablero político del país. Aunque su designación responde a la necesidad de la presidenta Claudia Sheinbaum de reforzar el control aduanero, en Quintana Roo muchos han visto en su regreso un mensaje con otras lecturas y se cruzan apuestas sobre si es éste un paso previo de ‘Rafa’ Marín a una aspiración política en el estado o, simplemente, se trata de una nueva encomienda en la administración federal sin mayores pretensiones futuras.
No hay duda de que Marín Mollinedo es un personaje con peso dentro de la Cuarta Transformación. Su cercanía con el ex presidente Andrés Manuel López Obrador (se dicen “hermanos”) es innegable, y su papel como fundador de Morena en Quintana Roo lo convierte en una figura clave para ciertos sectores dentro del partido. Sin embargo, su trayectoria ha estado marcada por un perfil más técnico que político, lo que plantea dudas sobre su viabilidad como aspirante a la gubernatura en 2027, como tal fue el deseo que expresó, por segunda ocasión, en diciembre pasado en breve visita familiar al estado.
En términos administrativos, su regreso a la ANAM tiene sentido. Las aduanas mexicanas son un punto neurálgico en la economía y la seguridad nacional, y Marín Mollinedo ya conoce la estructura, aunque su primera estancia en el cargo (2023) fue breve. Pero el contexto político es lo que añade un matiz especial a su reaparición. En diciembre pasado, se le vio en reuniones con distintos actores de Morena en Cancún, lo que alimentó la especulación sobre un posible proyecto electoral del tabasqueño a mediano plazo.
TIRO PERFECTO
PARA CIERTOS GRUPOS dentro de Morena, especialmente aquellos que se sienten desplazados por la alianza con el Partido Verde, la figura de Marín Mollinedo representa una alternativa con la que están dispuestos a jugar. La “vieja guardia” morenista, que siente que el PVEM ha acaparado posiciones clave en la administración estatal, podría ver en él un candidato fuerte, desde su perspectiva, para recuperar espacios. Pero una candidatura de este tipo no es cosa sencilla.
El primer obstáculo es la desconexión de ‘Rafa’ Marín con el electorado quintanarroense. Si bien tiene raíces en el estado donde ha asentado desde hace muchos años un próspero emporio frutero, su presencia ha sido intermitente y su trabajo se ha centrado más en proyectos nacionales como el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, lo que plantea la duda sobre cómo podría construir una candidatura sin una base sólida de apoyo local. Los ‘fans’ que tiene hasta el momento no le alcanzan.
Otro punto a considerar es el propio Morena. Hoy, el partido guinda se mueve con una dinámica diferente a la de sus primeros años. La renovación generacional es un factor clave en las decisiones de liderazgo, y figuras como Luisa María Alcalde o Andrés Manuel López Beltrán son cabezas de la nueva estructura de poder, lo que hace preguntarnos: ¿Encajaría Marín Mollinedo en esa estrategia de relevo generacional, o ya forma parte del ala de los operadores históricos que comienzan a ser desplazados en la apertura de mayores espacios a la juventud morenista?
TRIPA CORTA
EL PASADO RECIENTE del hasta hace poco embajador de México ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Suiza sugiere que López Obrador, en su momento, lo alejó de Quintana Roo precisamente para evitar conflictos internos que amenazaban con reventar, porque veían entonces su aspiración a la gubernatura como una posible imposición de AMLO por la cercanía entre ambos. En 2023, fue enviado como embajador ante la OMC en medio del proceso electoral que llevó a Mara Lezama a la gubernatura, y si en aquel entonces el alto mando no le permitió jugar en la arena política estatal, surgen razones sobradas para dudar de que ahora las cosas puedan ser diferentes.
Claro, en política todo es posible y los tiempos se mueven con rapidez. Si ‘Rafa’ Marín decide buscar la candidatura en 2027, necesitará -¡pero a marchas forzadas!- un trabajo político más activo en el estado y una estrategia clara para posicionarse frente a otros aspirantes que lo aventajan hasta ahora, no sólo en el ámbito generacional, sino también en trabajo territorial del partido, consolidación de militancia y estructuras, así como apoyo efectivo a los programas sociales de la presidenta Sheinbaum en Quintana Roo, de lo cual ‘Rafa’ ha estado lejano y ausente por la encomienda que fue a cumplir a Europa por orden de AMLO.
Lo cierto es que, por ahora, el tablero está abierto y el futuro del próximo titular de Aduanas de México en la política local sigue siendo una incógnita. Y mientras esta incógnita no se despeje, todos los demás aspirantes a la sucesión de Mara Lezama en el 2027 pueden estar tranquilos y los ‘fans’ de Marín Mollinedo deberían, por prudencia, bajarle el volumen al repique de las campanas que tan prematuramente lanzaron al vuelo.
BUENOS HUMOS
LA LLEGADA DE Rafael Marín a la ANAM no es casualidad ni un capricho político. Claudia Sheinbaum lo necesita en el frente fiscal, con la misión de recuperar la captación de impuestos que cayó bajo la administración militar. La encomienda es clara: agilizar el comercio exterior sin descuidar la seguridad, corrigiendo los excesos burocráticos que trababan las cadenas de suministro.
En un contexto de incertidumbre económica, amenaza constante de aranceles por parte de Estados Unidos y la caída de la inversión extranjera, el gobierno busca fuentes sólidas de ingresos, y las aduanas son clave. La apuesta es devolver el control operativo a los civiles, dejando a los militares (bajo cuyo control están hasta ahora) sólo en funciones de vigilancia.
Para quienes especulan sobre el regreso del tabasqueño como un movimiento electoral, la realidad, por dura que les parezca, es otra: Marín Mollinedo no tiene tiempo en estos momentos para distracciones preelectorales. Su labor es estratégica y de alto impacto para el gobierno de su jefa política, la presidenta Sheinbaum, y su misión al llamado es fortalecer las finanzas del país, no construir una candidatura que se ve aún muy lejana… y complicada.
A pesar de que algunos ya se frotaban las manos ante una posible intención de éste de regresar a la escena política en Quintana Roo, la realidad es que el encargo que ha recibido de la presidenta lo mantendrá completamente enfocado en su labor al frente de la ANAM. La decisión de traerlo de vuelta desde Suiza responde a una necesidad técnica y estratégica, no a un movimiento político.
Sheinbaum requiere que uno de los personajes con mayor experiencia en Morena en temas económicos y aduanales, como lo es Marín Mollinedo, le ayude a corregir el rumbo en este sector clave. La reactivación del comercio exterior y el fortalecimiento de la recaudación fiscal a través de las aduanas son esenciales en su proyecto de gobierno, por lo que el “hermano” de AMLO tiene ahora con ella un compromiso de gran responsabilidad y, la verdad, poco margen para distracciones políticas que están absolutamente fuera de tiempo y de lugar.