- La ‘selfie’ de la discordia: ¿desaire, error o mensaje político?
- Persecución ridícula y disculpas forzadas, ambas muy tarde
- Mara Lezama cierra filas: “La soberanía no se negocia”
- Alcaldesas y Congreso respaldan también a Sheinbaum
BOCANADAS
EN POLÍTICA, LAS casualidades no existen, y lo que ocurrió ayer en el evento del Zócalo con Claudia Sheinbaum es la prueba de ello. La presidenta llegó arropada por el respaldo popular, pero no por todos los líderes de su partido. Mientras ella avanzaba con la investidura que le confiere el pueblo de México, Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Manuel Velasco -entre otros de menor “pelo”- estaban en un momento diferente: posando para la foto con “Andy” López Beltrán e ignoraron, todos, la presencia de la jefa política.
En los hechos, el hijo del ex presidente no tenía mucho que hacer ahí. No era su evento, no era su mitin. Pero en la práctica, “Andy” sigue actuando como si lo fuera, desde su posición como segundo mando nacional del partido y los operadores políticos más experimentados de Morena se sumaron al juego prefiriendo dedicarle su atención a él en lugar de a la mandataria. No hay forma de justificar un desaire así como un simple “descuido”, pero eso fue exactamente lo que intentaron hacer después.
TRIPA CORTA
EL PRIMERO EN tratar de controlar el daño fue Ricardo Monreal, quien publicó en su cuenta de X (antes Twitter) un mensaje reconociendo el “error” y ofreciendo disculpas a la presidenta. Sin embargo, horas después, eliminó la publicación y la reemplazó con otro mensaje que no mencionaba en absoluto su pesar por el desaire, sino que hablaba del evento con tono triunfalista. ¿Se arrepintió de disculparse? ¿O alguien le dio un jalón de orejas para que cambiara el discurso?
Adán Augusto y Manuel Velasco también emitieron disculpas con la misma línea: fue “un descuido” -dijeron en sintonía- causado por “la emoción” y “el entusiasmo del momento”. Sin embargo, ambos son políticos experimentados, operadores de mil batallas. La idea de que “no escucharon” o “no se dieron cuenta”, es simplemente inverosímil.
Por su parte, Luisa María Alcalde, presidenta nacional de Morena, trató de justificar lo ocurrido diciendo que había sido un “malentendido”, un “error en el protocolo” que, recurriendo al viejo y gastado discurso, “los opositores trataron de aprovechar para crear divisionismo”. Pero la realidad es que no hay malentendidos en política a ese nivel. Un evento de esa magnitud tiene planeación, tiempos y protocolos. Si no respetaron la investidura presidencial, fue porque decidieron no hacerlo.
El único que no dijo absolutamente nada fue la manzana de esta discordia: “Andy” López Beltrán. Ni un ‘tuit’, ni un comentario. Nada. Y es lógico: él no necesita disculparse, porque fue el factor del bochornoso incidente, el epicentro del nuevo episodio que evidencia las tensiones entre los grupos de poder en México. Su silencio es, en sí mismo, una confirmación de su rol en este juego de poder.
PICADURA
ESTE NO ES el primer episodio en el que este grupo de operadores políticos dentro de Morena ha desafiado abiertamente a la presidenta Sheinbaum. La primera confrontación ocurrió el pasado 13 de noviembre con el nombramiento de la titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, cuando Adán Augusto y sus aliados maniobraron para imponer a su propia candidata, Rosario Ibarra, desoyendo la línea presidencial que proponía a Nashiel Ramírez y siguiendo una línea que al parecer venía desde el rancho “La Chingada” en Chiapas. A pesar de que públicamente se presentan como fieles a la mandataria, en los hechos han demostrado que su prioridad es proteger sus propios intereses y los de quienes realmente los mueven tras bambalinas.
La segunda gran afrenta vino con la iniciativa de reforma constitucional contra el nepotismo y la reelección que Sheinbaum envió al Congreso. Lo que debía ser una ratificación de su liderazgo se convirtió en una nueva muestra de insubordinación: Monreal, Adán Augusto, Velasco y hasta Gerardo Fernández Noroña no solo se negaron a respaldarla con contundencia, sino que alentaron resistencias internas en ambas Cámaras para diluir su impacto. Fue gracias a estas maniobras que se modificó la fecha de entrada en vigor hasta el 2030, restándole fuerza y favoreciendo a quienes buscan beneficiarse en los próximos procesos electorales, entre ellos el insaciable Partido Verde.
De nuevo, dejaron en claro que su lealtad solo existe en el discurso, porque cuando llega el momento de las decisiones trascendentales, prefieren jugar el propio juego de sus intereses y negociaciones.
TIRO PERFECTO
PERO SI ALGO dejó en claro el “oso” del Zócalo, fue la dignidad de Claudia Sheinbaum y el patetismo de sus detractores.
Cuando la presidenta finalmente se acercó a donde estaban los operadores políticos de Morena posando para su foto de “unidad”, dándole la espalda a la jefa, no hizo aspavientos ni exigió nada. Simplemente le dio un leve toque en el brazo a “Andy” para que no quedara en ella la descortesía de no saludar y siguió su camino. No cayó en la trampa del protagonismo ni se prestó a una escena de unidad artificial.
Mientras ella avanzaba, los demás corrieron detrás, desesperados, tratando de alcanzarla para una foto. Un espectáculo bochornoso: los mismos que la ignoraron segundos antes, ahora se arrastraban detrás de Sheinbaum buscando su validación. Y Sheinbaum, con dignidad, se negó. Los dejó con los brazos y las manos extendidas. No se prestó al show, no les concedió la imagen de “plato de segunda mesa” que querían.
Al final, quien se tomó la foto con la presidenta fue el pueblo de México, que en cientos de miles se contaron presentes en el evento. Después de su discurso, la presidenta bajó del templete y se tomó decenas de fotos con la gente que sí la respalda, la que no juega a la simulación ni a las lealtades a conveniencia.
VITOLA
LO OCURRIDO EN el Zócalo no es solo un incidente anecdótico, es una fotografía del actual estado de Morena. Por un lado, la presidenta Sheinbaum, enfocada en gobernar. Por el otro, los mismos de siempre, distraídos, pensando -adelantados y oportunistas- en el 2030, acomodándose en torno a “Andy” López Beltrán, la sombra del caudillo macuspanense, su padre Andrés Manuel López Obrador.
Si Monreal, Adán Augusto y Velasco creen que con una disculpa de unas cuantas horas pueden borrar lo que hicieron, se equivocan. Las disculpas en política no son de corta vigencia, ni pueden intercambiarse como un tuit editado. Lo que hicieron fue una falta de respeto al cargo más importante del país, y su reacción posterior solo demuestra que el verdadero interés de ese grupo no está en apoyar a Sheinbaum, sino en mantener contento al verdadero poder detrás de ellos.
El Zócalo dejó claro quién está con México y quién está, desde ahora, con “Andy” López para dentro de cinco años.
BUENOS HUMOS
CON UNA AGENDA de actividad política y social muy movida, la gobernadora de Quintana Roo, Mara Lezama, estuvo en el Zócalo de la Ciudad de México para acompañar -desde el templete de invitados especiales- a la presidenta Claudia Sheinbaum en su Asamblea Informativa histórica. Desde la capital del país, refrendó su respaldo a la mandataria nacional, destacando la importancia de fortalecer el diálogo con Estados Unidos y defender la soberanía. “Estamos en el Zócalo de la mano del pueblo quintanarroense apoyando a nuestra presidenta”, expresó Mara, sumándose al mensaje de unidad del gobierno federal. De regreso en Quintana Roo, supervisó los avances del puente vehicular Nichupté, reportando un 74.6% de progreso en los 8.8 kilómetros de obra, que promete mejorar la conectividad de Cancún con una infraestructura sustentable y generadora de más de 50 mil empleos. Además, presentó la campaña “¡Las mujeres no se rompen, unidas podemos!”, sumándose a las iniciativas estatales para combatir la violencia de género y promover el empoderamiento femenino… AUNQUE NO TODOS se sumaron o fijaron alguna postura, el respaldo de los principales actores políticos de Quintana Roo a la presidenta Sheinbaum quedó de manifiesto ayer. La alcaldesa de Benito Juárez, Ana Paty Peralta, destacó el apoyo del pueblo cancunense a la mandataria nacional, mientras que su homóloga en Solidaridad, Estefanía Mercado, calificó la postura presidencial como un acto de patriotismo innegociable. En el Congreso local, el aguerrido líder de la Jugocopo, Jorge Sanén, se sumó a la narrativa, asegurando que los diputados de Morena estarán atentos a las acciones que se requieran para respaldar a la presidenta. Más allá del discurso unificado, las declaraciones de estos tres políticos quintanarroenses reflejan la estrategia de alinearse con la línea nacional de su partido, reforzando la imagen de unidad en un contexto en el que Sheinbaum busca consolidar su liderazgo. La coincidencia en sus mensajes, resaltando la transformación y el humanismo mexicano, no es casualidad: forma parte del esfuerzo por fortalecer la identidad de la 4T en el estado, donde la gobernadora Mara Lezama también ha sido pieza clave en la narrativa de continuidad y lealtad al proyecto presidencial.