BOCANADAS
LA APROBACIÓN DEL impuesto de 42 dólares (860 pesos) para turistas de cruceros, aprobado como parte del paquete fiscal 2025, ha generado un debate político y económico en Quintana Roo, pero también ha destapado una olla de serpientes de oportunistas políticos en decadencia que, desde la oposición, ya no tienen nada benéfico qué aportar y sólo buscan cómo sobrevivir ante la agonía de sus partidos.
El impuesto -que es del ámbito federal- que afecta directamente a destinos icónicos como Cozumel y Mahahual, ha obligado a los principales actores políticos del estado a posicionarse con claridad frente a un tema que supone un reto para su competitividad turística. Una claridad contrastante, porque mientras la gobernadora Mara Lezama y el senador Eugenio Segura, presidente de la Comisión de Turismo, trabajan en estrategias para minimizar su impacto, la senadora panista Mayuli Martínez ha optado por una postura crítica pero vacía de propuestas, quedando rezagada frente al liderazgo activo de sus contrapartes en un hecho tan crucial para el sector turístico.
La gobernadora con mayor experiencia en turismo de México y una de sus principales promotoras, Mara Lezama ha asumido un papel clave como interlocutora entre el Gobierno federal, la industria turística y las navieras internacionales, luego de la aprobación del paquete fiscal que, dicho sea de paso, no puede votarse por partes o en base a criterios o intereses regionales. Desde el primer momento, la gobernadora no solo reconoció la importancia del impuesto como un mecanismo de recaudación necesario para el presupuesto federal, sino que también ha entendido los posibles efectos para los destinos turísticos de Quintana Roo y de ahí que su enfoque estratégico gire en torno a la negociación y la apertura al diálogo.
Ayer, Mara Lezama fue precisa y subrayó que dicho impuesto ya existía en la ley, pero nunca se había aplicado debido a exenciones otorgadas a los cruceros con estancias breves de cinco o seis horas. O sea, no es un impuesto nuevo, sino que estaba guardado y, ante la nueva realidad de su futura aplicación, está tomando medidas para sensibilizar a la Federación sobre el impacto económico y social que podría tener este gravamen.
“Sabemos que la industria más importante de Quintana Roo es el turismo, por tanto, estamos sensibilizando en torno a la competitividad, que es fundamental dentro de esta situación”, dijo Mara Lezama, quien desde esta misma semana está tendiendo puentes de comunicación con la Secretaría de Hacienda, el Instituto Nacional de Migración y la Secretaría de Turismo federal, además de encuentros virtuales con representantes de la Asociación de Cruceros de Florida y el Caribe (FCCA), que ha alertado que sus navíos podrían dejar de visitar Cozumel y Mahahual.
La gobernadora también está trabajando en una ficha técnica que presentará a la Presidencia de la República, en la cual se expone la vulnerabilidad económica que podría derivarse de una aplicación abrupta del impuesto. Este documento, según la mandataria, será clave para negociar condiciones que protejan a los destinos turísticos del estado, sin menoscabar las necesidades presupuestales del gobierno federal.
Dejó claro que, aunque el impuesto pueda generar incertidumbre, su enfoque está orientado a construir soluciones. “El diálogo nos va a ayudar a llegar a ‘buen puerto’. Hemos avanzado bastante y ya les comunicaré”, señaló Mara Lezama, reiterando su compromiso con la estabilidad económica de Quintana Roo.
TIRO PERFECTO
EN LA PARTE que le toca, el senador Eugenio Segura ha propuesto un decreto de estímulos fiscales para posponer la aplicación del impuesto durante los primeros seis meses de 2025, lo que refleja un entendimiento profundo de las necesidades de la industria turística. “Gino” Segura ha planteado que la implementación gradual del gravamen permitiría a las navieras adaptarse a las nuevas condiciones sin comprometer el flujo de cruceros hacia el estado.
“Que el cobro de este derecho se aplique de manera progresiva, a partir del segundo semestre del próximo año. Mi posición es clara: legislar escuchando e impulsar al turismo en Quintana Roo y en todo México”, posteó ayer sobre el tema el legislador quintanarroense en sus redes sociales.
El recién nombrado presidente de la Comisión de Turismo en el Senado está trabajando en establecer un diálogo constante con las autoridades federales y locales para garantizar que los recursos recaudados sean reinvertidos en infraestructura turística. Este enfoque no solo busca mitigar el impacto del impuesto, sino también fortalecer a largo plazo la capacidad del estado para competir en el mercado global del turismo.
TRIPA CORTA
COMO NUNCA FALTA un ‘prietito en el arroz’, mientras Mara Lezama y “Gino” Segura trabajan activamente para encontrar soluciones, la senadora del Partido Acción Nacional, Mayuli Martínez, ha optado por una postura crítica que carece de propuestas concretas. Desde la tribuna del Senado, la panista ha arremetido contra el impuesto como una amenaza para la economía local, pero no ha planteado alternativas viables para enfrentar el reto que representa. La pura bravuconería como método de notoriedad y sobrevivencia política.
Ayer, el diputado morenista Humberto Aldana le reviró y señaló las inconsistencias de Mayuli, acusándola de no participar en las discusiones legislativas donde pudo haber defendido a Quintana Roo. “Pura hipocresía”, expresó Aldana, recordando que la panista no ha presentado ninguna propuesta para asegurar que los recursos recaudados se reinviertan en el estado.
Este contraste subraya la diferencia entre quienes buscan soluciones y quienes se limitan a la crítica hueca, motivados nada más por revanchismos políticos tras su decadencia en el poder. Mientras Lezama y Segura priorizan el bienestar del estado, Martínez parece más interesada en usar el tema como una plataforma de confrontación política, sin un compromiso real que convengan a los intereses de Quintana Roo.
BUENOS HUMOS
LA POSICIÓN DE Mara Lezama y “Gino” Segura resalta la importancia de una representación política que construya acuerdos en lugar de generar divisiones. Sus esfuerzos por proteger la competitividad turística del estado, a la vez que trabajan en coordinación con la Federación, reflejan un compromiso genuino con el desarrollo de Quintana Roo. Para que le siga yendo bien y le vaya mejor.
Por el contrario, la postura de Mayuli Martínez, centrada en la crítica y el protagonismo vacío, refleja un desfase entre su discurso y su actuación legislativa. El turismo enfrenta una desaceleración global por múltiples razones -no sólo por impuestos, como ella razona- y Quintana Roo necesita líderes auténticos que entiendan la importancia del diálogo, la negociación y las acciones concretas para lograr un mejor futuro económico para el estado. Porque para inutilidad, incompetencia, torpeza e ineptitud, ya tuvimos bastante en los gobiernos anteriores.