MADRID._ Liverpool volvió a encumbrarse a lo más alto del fútbol europeo gracias a un tempranero penal convertido por Mohamed Salah y el tanto de Divock Origi en la agonía, que le valieron su sexta corona continental tras vencer el sábado 2-0 al Tottenham en la final de la Liga de Campeones.
La historia en Madrid fue distinta para Salah y Liverpool. Si acaso un minuto necesitaron para olvidar los fantasmas de hace un año en Kiev.
En el primer ataque del encuentro, que salió de las botas de los Reds, el balón impactó en el brazo del mediocentro de los Spurs Moussa Sissoko en su área y el colegiado Damir Skomina decretó la pena máxima. El delantero egipcio batió al arquero francés Hugo Lloris con un zurdazo impecable.
Para Salah, fue un momento de redención tras el mal recuerdo de la Final del año pasado, cuando cayeron 3-1 ante Real Madrid y él tuvo que ausentarse en la primera mitad por una lesión en el hombro.
Liverpool selló el triunfo a los 87 minutos mediante Origi, quien recibió un rechace en el área y batió a Lloris con un disparo rasante. Origi, cuyos goles ayudaron para eliminar al Barcelona en las semifinales, había entrado al campo mediada la segunda parte en sustitución del brasileño Roberto Firmino.
La victoria en el estadio Wanda Metropolitano le dio al técnico de Liverpool Jürgen Klopp su primer título en una Champions, luego de perder en las dos Finales previas con Liverpool el año pasado y con Borussia Dortmund en 2013.
Tottenham sucumbió en su primera comparencia en una final, y Pochettino sigue sin títulos en su carrera como entrenador. (FUENTE: EL INFORMADOR)