CANCÚN.- Las reuniones en espacios cerrados conllevan una alta probabilidad de contraer Covid-19, pero es posible minimizar los riesgos si se siguen las medidas disponibles, principalmente el uso de cubrebocas, para combatir el contagio por esas pequeñas partículas invisibles que se llaman aerosoles.
“Hoy, la mejor vacuna que tenemos es el cubrebocas”, dijo el gobernador Carlos Joaquín en un video difundido en sus redes.
La Covid-19 se contagia por el aire, sobre todo en interiores, a través de aerosoles, minúsculas partículas contagiosas que exhala un enfermo y quedan suspendidas en el aire en ambientes cerrados.
Según una extensa investigación del diario El País y modelos del Instituto Tecnológico de Massachusetts, las autoridades sanitarias de Europa y Estados Unidos reconocen tres modos de contagio:
1.- Las gotas que expulsan los contagiados al hablar o toser, que acaban en los ojos, boca o nariz del infectado.
2.- Las superficies contaminadas, aunque hasta el momento no se ha comprobado ni un solo contagio por esa vía.
3.- Y por último, la infección por aerosoles, cuando se respiran estas partículas infecciosas invisibles que exhala una persona enferma y que se comportan como el humo al salir de su boca.
Sin ventilación, los aerosoles quedan en suspensión y se condensan en la sala a medida que pasa el tiempo.
Al comienzo de la pandemia se tuvo la impresión de que el principal vehículo de contagio eran esas grandes gotas que expulsamos al toser o estornudar. Sin embargo, ahora se sabe que gritar o cantar en un espacio cerrado, mal ventilado y por mucho tiempo también genera un alto riesgo de contagio. Esto sucede porque al hablar a pleno pulmón se lanzan 50 veces más partículas cargadas de virus que cuando estamos en silencio.
Estos aerosoles, si no se diluyen con ventilación, se concentran con el paso del tiempo, aumentando el riesgo de contagio. Los científicos han demostrado que estas partículas, que también liberamos al respirar o con mascarillas mal ajustadas, pueden ser contagiosas a cinco metros de un enfermo y durante varios minutos.
Al hablar emitimos unas 10 veces más partículas respiratorias que en silencio. Al gritar emitimos unas 50 veces más partículas respiratorias que en silencio.
En el peor de los escenarios (gritar o cantar una hora en un espacio cerrado) una persona con covid liberaría 1.500 dosis infecciosas.
Los brotes en eventos, locales y establecimientos como bares y restaurantes suponen una parte importante de los contagios del ámbito social. Sobre todo, son los más explosivos: cada brote en una discoteca supone una media de 27 personas infectadas.
Si las personas reunidas usaran permanentemente cubrebocas, esa probabilidad cae hasta los 8 contagios.
Al ventilar el local y si se acorta el rato que pasan en el bar, la probabilidad de contagio se desploma hasta apenas una única persona.
Un caso de gran utilidad para entender la dinámica de contagio en interiores se vivió durante el ensayo de un coro en Washington, Estados Unidos. Al ensayo solo acudieron 61 de los 120 miembros del coro, que trataron de mantener las distancias y la higiene. Sin mascarillas, sin ventilación, cantando y compartiendo espacio por mucho tiempo. Un solo contagiado de covid contagió a 53 personas en dos horas y media. Algunos de los infectados estaban a 14 metros a sus espaldas, por lo que solo los aerosoles pueden explicar el contagio. Dos de los enfermos murieron.
Tras estudiar minuciosamente este brote, los científicos han podido calcular hasta qué punto se hubiera reducido el riesgo si hubieran tomado medidas contra el contagio aéreo. En las condiciones reales, el contagio afectó al 87% de los presentes. Con mascarillas durante el ensayo, el riesgo se habría recortado a la mitad. En un ensayo más corto y ventilado, solo se hubieran contagiado dos cantantes.
Estos escenarios supercontagiadores cada vez parecen más decisivos en el desarrollo y propagación de la pandemia, por lo que contar con herramientas para evitar las infecciones masivas en reuniones es vital para controlarla.