CDMX.- De acuerdo con la columna publicada por Carlos Loret de Mola en VANGUARDIA, la reacción inicial de Andrés Manuel López Obrador fue colocar al general Salvador Cienfuegos en el “basurero de los corruptos del pasado” y el mismo fue quien intervino decisivamente para pedir a su homólogo estadounidense, Donald Trump, la liberación del militar de alto rango.
El Presidente cambió de opinión sobre el caso debido a la influencia de una persona en particular: el actual secretario de la Defensa Nacional, el general Luis Cresencio Sandoval.
Añade que el general Sandoval no sólo es el sucesor del general Cienfuegos en el cargo. Es en buena medida su hechura. A lo largo del sexenio anterior, pasaban mucho tiempo trabajando juntos: reuniones, giras, vuelos, operaciones. Sería difícil pensar que Cienfuegos se hubiera coludido con el narco y Sandoval nunca hubiera sospechado. Sería difícil pensar que Cienfuegos intercambiara miles de mensajes por celular con un operador del crimen organizado sin que tuviera noticia de ello Sandoval, hombre de su confianza y mando central en las operaciones cotidianas del Ejército.
Por eso, el secretario de la Defensa actual, recogiendo también la preocupación de la élite militar, presentó en la junta matutina al presidente de México una exposición detallada de quién era a su juicio Cienfuegos, por qué era inocente de los cargos de narcotráfico que se le imputaban y por qué había que intervenir a su favor.
Habló de su personalidad, de su gestión, incluso de su dinero, de su casa en Ciudad Satélite, Estado de México, y su modo de vida. Conociendo las posturas del presidente López Obrador sobre el expediente de derechos humanos del Ejército mexicano en el sexenio pasado y su diagnóstico sobre la corrupción del pasado, insistió en que la acusación por la que fue detenido Cienfuegos no tenía que ver ni con una cosa ni con la otra.
El general Cresencio Sandoval, pues, fue clave para que el presidente López Obrador entendiera lo que estaba en juego y decidiera usar el capital político que a lo largo de dos años de gobierno acumuló frente al presidente Trump. La implementación de esta decisión corrió a cargo del canciller Marcelo Ebrard. Del otro lado de la mesa, además del fiscal William Barr, intervino también el súper asesor y yerno del mandatario estadounidense, Jared Kushner.
Un mes y tres días después de aquel vuelo de la Ciudad de México a Los Ángeles en el que lo único raro que notó fue que un hombre le tomaba fotos discretamente, el general Cienfuegos quedó libre. Llegó a México por vía aérea el 18 de noviembre.