CANADÁ.- El Papa Francisco ha pedido este lunes perdón por la actuación de la Iglesia católica en los internados para las comunidades indígenas de Canadá, donde los menores sufrieron abusos sistemáticos al amparo de una política estatal conocida como “asimilación forzosa”. El pontífice, que el domingo empezó un viaje al país norteamericano, reconoció que esa práctica supuso “un error devastador incompatible con el Evangelio”. En un encuentro con representantes autóctonos desde un antiguo centro en la provincia de Alberta, Francisco se ha disculpado por la “mentalidad colonialista” de muchos cristianos y ha reclamado una investigación de los internados, además solicitar más apoyo para los afectados y sus familiares.
“Quisiera repetir con vergüenza y claridad: pido perdón humildemente por el mal que tantos cristianos cometieron contra los pueblos indígenas”, ha afirmado el Papa. Y, al pronunciarse concretamente sobre estas escuelas, ha enfatizado el mismo mensaje: “Estoy dolido. Pido perdón, en particular, por el modo en el que muchos miembros de la Iglesia y de las comunidades religiosas cooperaron, también por medio de la indiferencia, en esos proyectos de destrucción cultural y asimilación forzada de los Gobiernos de la época, que finalizaron en el sistema de las escuelas residenciales”.
La visita de Francisco, largamente reclamada por las comunidades indígenas canadienses, tenía en efecto como propósito central el de reiterar estas disculpas por los abusos cometidos en los internados, cuya herida continúa abierta y sigue marcando a los pueblos de Canadá. El Papa ya había declarado en Roma el pasado 17 de julio que se trataba de hacer “penitencia” para “contribuir al camino de sanación y reconciliación ya emprendido”.
El viaje, de seis días de duración, es el cuarto realizado por un pontífice a Canadá. Juan Pablo II visitó el país norteamericano en 1984, 1987 y 2002. Además de las provincias de Alberta y Quebec, se desplazará hasta el Territorio de Nunavut. Mantendrá reuniones con miembros del clero y autoridades políticas (como el primer ministro, Justin Trudeau, y Mary Simon, gobernadora general de Canadá). También oficiará misas en las ciudades de Edmonton y Quebec.
La agenda, no obstante, estará centrada principalmente en encuentros con líderes autóctonos y ex alumnos de las llamadas escuelas residenciales. Como el de este lunes, durante una visita al antiguo internado de Ermineskin (en Maskwacis, Alberta), o el de Iqaluit, la capital de Nunavut, cuya población es mayoritariamente de origen inuit. Ghislain Picard, jefe de la Asamblea de Primeras Naciones de Quebec y Labrador, declaró el pasado miércoles que, en cualquier caso, corresponderá a los supervivientes de los internados juzgar si las palabras del Papa son o no aceptables. “Las disculpas solo serán muy significativas en la medida en que produzcan acciones que las respalden”, afirmó.
Entre finales del siglo XIX y finales del pasado, alrededor de unos 150.000 niños indígenas vivieron en una red de 139 centros financiados por el Gobierno federal y administrados por órdenes religiosas (en su mayoría, pertenecientes a la Iglesia católica). Las palizas, las agresiones sexuales, el abandono, el racismo y el repudio cultural fueron algunas de las prácticas denunciadas en esos internados. Trudeau ha sido especialmente tajante en su condena y hace un año afirmó que “el mayor error que ha cometido este país es la asimilación forzosa de los menores indígenas a través de los internados”.
Según los cálculos de los expertos, más de 6.000 niños fallecieron en estos sitios. El hallazgo de más de 1.400 tumbas sin marcar -desde mayo de 2021- en terrenos de estas antiguas instituciones ha confirmado el horror del informe publicado en 2015 por la Comisión de la Verdad y la Reconciliación.