BOCANADAS
LA PRESENTACIÓN DE la Estrategia Nacional de Seguridad por parte de la presidenta Claudia Sheinbaum marca un intento claro de distanciarse de enfoques pasados, especialmente de la militarización de la seguridad pública que caracterizó las administraciones de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Sin embargo, este enfoque preventivo enfrenta el desafío de los altos índices de violencia que persisten en el país, lo que plantea preguntas necesarias sobre su viabilidad y efectividad.
La propuesta de Sheinbaum de abordar las causas estructurales de la delincuencia es un paso positivo. Reconocer que problemas como la pobreza, la desigualdad y la falta de oportunidades son factores determinantes en la criminalidad, es fundamental.
Las iniciativas como “Jóvenes Construyendo el Futuro” reflejan una intención genuina de ofrecer alternativas a los jóvenes en riesgo. Sin embargo, la efectividad de estas políticas requiere tiempo y un compromiso sostenido, algo que puede ser complicado en un contexto político donde los resultados inmediatos son a menudo lo que se exige.
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TIRO PERFECTO
LA CONSOLIDACIÓN DE la Guardia Nacional bajo el mando de la Secretaría de la Defensa Nacional plantea interrogantes sobre el equilibrio entre seguridad y derechos humanos.
Aunque la presidenta y el secretario federal de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, insisten en que esto no implica una militarización, la percepción pública y la realidad en el terreno pueden ser diferentes. La historia reciente en gobiernos pasados muestra que la militarización en México ha estado vinculada a violaciones de derechos humanos y a una escalada de la violencia.
La creación de la Subsecretaría de Inteligencia e Investigación Policial es un paso que podría mejorar la capacidad del estado para enfrentar al crimen organizado. Sin embargo, depender de tecnología avanzada y análisis de datos no es suficiente si no se acompaña de una infraestructura adecuada y un compromiso real con la transparencia y la rendición de cuentas.
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TRIPA CORTA
LA PROPUESTA DE coordinación entre diferentes niveles de gobierno es crucial, ya que la fragmentación en la respuesta a la criminalidad ha sido un obstáculo significativo. Sin embargo, esta coordinación debe ser más que un mero enunciado; debe traducirse en acciones concretas que involucren a la sociedad civil y a las comunidades en la construcción de soluciones. Sobre todo en los estados en donde -de acuerdo al gráfico presentado- se registran los mayores índices de criminalidad.
La estrategia de Sheinbaum es un intento por abordar la inseguridad desde un enfoque más holístico y menos violento. Sin embargo, la efectividad de este enfoque dependerá de su implementación, la voluntad política de continuar con las inversiones en prevención y desarrollo social, y, sobre todo, de la capacidad del gobierno para garantizar la seguridad sin sacrificar los derechos humanos.
La sociedad mexicana, cansada de la violencia, espera resultados que vayan más allá de los discursos y se traduzcan en una paz duradera y tangible. Hay confianza en el plan. Necesitamos ver un golpe contundente, para confiar en que va a funcionar.
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BUENOS HUMOS
EN QUINTANA ROO, la implementación de la Estrategia Nacional de Seguridad de Claudia Sheinbaum dependerá en gran medida de la colaboración entre el gobierno federal y el estatal, liderado por la gobernadora Mara Lezama. Dada la complejidad del crimen organizado en la región, la efectividad de esta estrategia requerirá un enfoque conjunto y coordinado -aún más estrecho del que ya se tiene- para que funcione. Mara Lezama ha manifestado siempre una gran disposición a colaborar con la Federación, lo que podría facilitar la implementación de programas que aborden tanto la seguridad pública como las causas estructurales de la violencia.
Sin embargo, el éxito de esta colaboración dependerá de la capacidad del gobierno federal para ofrecer recursos y apoyo adecuado a Quintana Roo, una entidad que enfrenta retos específicos debido a su condición de destino turístico y las dinámicas delictivas que lo acompañan.
Si bien la estrategia de Sheinbaum prioriza la prevención y el fortalecimiento institucional, la relación entre ambos niveles de gobierno será crucial para garantizar que las medidas se adapten a las realidades locales y que se establezcan mecanismos de comunicación efectivos.
La cooperación entre Sheinbaum y Lezama podría ser un modelo a seguir, pero su éxito requerirá un compromiso real y sostenido para combatir -y erradicar- la violencia en Quintana Roo