CDMX.- Lo que iba a ser una “noche histórica” para más de 80.000 seguidores de Bad Bunny en Ciudad de México se ha convertido para muchos en una pesadilla. Pasadas las 10 de la noche de este viernes el cantante salió al escenario y la pista del Estadio Azteca seguía semivacía pese al sold out de entradas. Fuera, larguísimas filas de asistentes no podían acceder al espacio después de que el caos con Ticketmaster, la compañía que gestiona la distribución de los boletos, se apoderara del concierto. El recinto, que cerró los accesos pese al gran número de gente que continuaba esperando su turno, ha emitido un comunicado en el que se deslinda de la responsabilidad: “Se exhorta a las personas afectadas a interponer sus quejas directamente con Ticketmaster”.
Ticketmaster, que acumula denuncias en México y Estados Unidos por irregularidades, lanzó una aclaración en la madrugada: “Los inconvenientes en los accesos fueron consecuencia de la presentación de un número sin precedente de bolestos falsos”. La compañía anunció también que va a reembolsar el costo del boleto a aquellas personas con entrada “legítima” adquirida en “canales oficiales” que se quedaran sin poder acceder. Ricardo Sheffield, procurador federal del consumidor, informó que la dependencia del Gobierno también va a pedir un informe sobre lo ocurrido y Ticketmaster asegura que va a colaborar a “clarificar los hechos”. La situación deja en el aire el manejo del evento de este sábado, puesto que el artista contaba con dos fechas en la capital mexicana.
Desde primera hora de la tarde, las inmensas filas ocupaba las inmediaciones del Estadio Azteca, donde había seguidores acampados desde el jueves por la mañana para acceder a un buen lugar. Unas dos horas antes del inicio del concierto han empezado a darse los problemas. Los asistentes revelaban como los controladores del acceso les impedían la entrada alegando que su boleto había sido “clonado”, no estaba pagado o ya habían ingresado al lugar. En muchos casos referidos en redes sociales, los seguidores contaban con los tíquets de compra, así como la tarjeta bancaria con la que habían efectuado el pago, pero las taquillas del estadio no llegaban a dar soluciones a los centenares de casos.
“Me formé desde la madrugada. Saqué mi boleto en un centro Ticketmaster de Liverpool. Compré mi boleto en priority y de todas mis amigas mi boleto es el único que no pasó, lo clonaron en Ticketmaster. Hoy cumplo 20 y aquí estoy sola”, relata Mayra llorando en un video de TikTok. Lo mismo se repitió entre una gran mayoría de jóvenes, que se habían gastado miles de pesos para asistir al concierto. “No nos dan la cara, no nos resuelven nada”, dice Alejandra a EL PAÍS, “gastamos 20.000 pesos por persona para venir hasta aquí, entre vuelo, transporte, hotel, el boleto… nos tienen aquí esperando desde las cuatro de la tarde y nadie ha salido a decirnos qué podemos hacer”.
El caos en la validación de los boletos junto a las quejas de los afectados provocó que el Azteca tomara la decisión de cerrar los accesos, cuando miles de personas todavía no habían llegado a la entrada y se encontraban formadas desde hacía horas. Según Ticketmaster, esta situación con los boletos falsos “provocó una aglomeración de personas fuera de lo normal y una operación intermitente de nuestro sistema”: “Lo anterior generó confusión y complicó la entrada al estadio, con la lamentable consecuencia de que algunos boletos lefítimos les fuera negada la entrada”.
El equipo de Bad Bunny, que maneja sus redes sociales, han mostrado su rechazo y frustración con la compañía a la que acusan de haber estropeado un concierto histórico: “Souuuu los asientos están llenos pero el área de la playa súper vacía”. Los problemas se registraron especialmente en la zona de la pista.
Esta situación revela de nuevo las fallas en Ticketmaster, contra quien se está preparando una demanda colectiva por las irregularidades en el manejo de los boletos. Hace exactamente 10 meses que salieron a la venta los boletos para las dos fechas de la capital, el 9 y el 10 de diciembre. Entonces ya colapsó la plataforma y las listas de espera virtuales eran kilométricas, con unos precios de salida que duplicaban el salario mínimo mensual de México. Miles de personas se quedaron sin boleto. El caldo de cultivo perfecto para las irregularidades en la reventa, que este mismo viernes llegaban hasta los 4.500 dólares por entrada. Por los conciertos de Nuevo León, por ejemplo, ya se han presentado 18 denuncias en la Fiscalía por fraude.