WASHINGTON.- El siniestro del avión ucranio que se estrelló el miércoles cerca de Teherán matando a sus 176 ocupantes va camino de convertirse en un incidente internacional de primer nivel. Fuentes de inteligencia de Washington citadas por varios medios consideran creíble que el aparato, un Boeing 737-800 de la compañía Ukraine International Airlines (UIA), fuese alcanzado accidentalmente por un cohete antiaéreo.
Ucrania, que ha enviado a un equipo de expertos a la capital iraní, no descarta ninguna teoría; tampoco que la aeronave fuese derribada por un misil o que sufriera un ataque terrorista. Horas antes de que el aparato se estrellase, Irán lanzó varios misiles a las dos bases que tiene EE UU en Irak. El presidente estadounidense, Donald Trump, ha declarado este jueves que “duda” que la causa del siniestro sea algún tipo de fallo técnico.
“Alguien del otro lado podría haber cometido un error”, ha dicho en la Casa Blanca. Las autoridades iraníes aseguran que teorías distintas a la de un problema mecánico “no tienen sentido”.
La investigación de lo sucedido con el vuelo PS752 puede ser particularmente espinosa y difícil debido a la tensión entre Teherán y Washington tras el asesinato con un dron de EEUU de un alto cargo militar. Funcionarios estadounidenses citados por Reuters, CBS y CNN han asegurado que los satélites de EEUU han detectado el lanzamiento de dos misiles poco antes de que el avión se estrellara. El Pentágono ha rehusado hacer comentarios. Además, Reino Unido (tres ciudadanos británicos iban a bordo) está investigando informes “muy preocupantes” sobre el accidente aéreo de Irán, según un portavoz de Downing Street citado por The Guardian. Mientras tanto, las autoridades iraníes aseguraron a su agencia estatal de noticias que el avión se incendió en pleno vuelo y que había sufrido un fallo técnico; también que había comenzado a dar la vuelta hacia el aeropuerto. El aparato, que había despegado cinco minutos antes del siniestro, desapareció de los radares a una altura de 2.440 metros. Teherán se ha negado de momento a entregar las cajas negras a Boeing, una multinacional estadounidense.
Mientras, en Kiev, el presidente ucranio Volodímir Zelenskiy ha pedido que no se especule con las causas de la tragedia. Su país ha enviado a un grupo de 45 expertos sobre el terreno, entre ellos especialistas que participaron en la investigación internacional sobre el ataque al vuelo MH17 de Malaysia Airlines en 2014, alcanzado por un misil de defensa aérea Buk ruso. Una catástrofe en la que murieron 298 personas.
El secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania, Oleksiy Danilov, ha escrito en un comunicado en Facebook que se estudian varias causas, entre ellas una explosión a bordo como resultado de un ataque terrorista o “el impacto de un sistema de defensa aérea”. Danilov ha mencionado varias informaciones sin confirmar divulgadas en Internet, que señalan supuestas imágenes de fragmentos de “un misil ruso cerca de la escena del accidente”. En concreto un misil tierra-aire Tor de fabricación rusa, un sistema utilizado por Irán.
Los investigadores deberían considerar un ataque “como prioridad”, dijo Peter Goelz, ex director gerente de la Junta Nacional de Seguridad del Transporte de EE UU. Estados Unidos y Rusia, así como varias compañías internacionales, han pedido a sus aerolíneas que eviten el espacio aéreo sobre Irán e Irak.
Entre los fallecidos del vuelo PS752 hay 82 iraníes, 63 canadienses (en su mayoría con la doble nacionalidad iraní), 11 ucranios, 10 suecos, cuatro afganos, tres alemanes y el mismo número de ciudadanos británicos, que volaban hacia la capital de Ucrania. La investigación de la catástrofe, en la que participarán expertos de varios países, puede tardar más de un año e incrementar aún más la crisis de seguridad de Boeing. Para la compañía estadounidense, este es el último de una serie de sucesos graves con miles de víctimas. Mientras, las declaraciones de los países afectados son confusas y contradictorias.
El informe de la organización de aviación civil de Irán cita a testigos que vieron desde el suelo cómo el avión, que tenía solo tres años y que había pasado una revisión este lunes, caía envuelto en llamas. Las autoridades iraníes insisten en que el aparato tuvo un problema técnico poco después de despegar, aunque tampoco han revelado en qué evidencias se basan. Los pilotos no se comunicaron con ningún controlador aéreo para informar de su situación.
Antes de que cobrase impulso la hipótesis del derribo accidental, otras fuentes de inteligencia occidental habían señalado a la agencia Reuters que la consecuencia más probable es que el uno de los motores del avión se hubiera recalentado y que había pruebas de ello.
En el lugar del suceso, cerca de la población de Sabashahr, los equipos de rescate recuperaron los cuerpos de todos los fallecidos, así como partes del avión y diversos objetos personales. La ruta era muy utilizada por iraníes y canadienses con origen iraní, ya que no hay vuelos directos entre Teherán y Toronto, y Canadá es uno de los países donde residen más personas de origen iraní (más de 200.000). Esa es la explicación de por qué un número alto de fallecidos eran iraníes o tenían la doble nacionalidad canadiense-iraní en un vuelo con destino a Kiev.
En Toronto, Kavoss Zadeh, un residente del barrio Pequeño Teherán aseguraba que los vecinos estaban “conmocionados” por el accidente. Originario de Teherán, Zadeh, de 65 años pero residente en Canadá durante 30, conocía a muchos de los fallecidos. “Algunos eran dentistas, médicos, personas altamente educadas”, dijo este hombre a Reuters.
Saba Kebari, estudiante de Biología de la Universidad de York de 23 años, contó que algunos de sus amigos y compañeros de clase estaban en el avión. “El precio del dólar y la moneda de nuestro país [Irán] cambiaron drásticamente, y la gente prefiere tomar el vuelo más barato posible”, aseguró, en alusión a las sanciones de Estados Unidos a Irán. Una de esas opciones, explicó, es la oferta de Ukraine International Airlines vía Kiev. Alrededor de otros 30 pasajeros eran de la región de Edmonton, señalaron medios canadienses, incluyendo a una pareja de profesores de la Universidad de Alberta y sus dos hijas, de 9 y 14 años. (FUENTE: EL PAÍS)