CANCÚN.- Un interno del Centro de Readaptación Social, presuntamente una cabecilla del Cártel del Golfo, y una acompañante, al parecer su pareja, murieron asesinados por cuatro sicarios armados al interior de la clínica Playamed, de esta ciudad.
Testigos señalan que cuatro personas fuertemente armadas ingresaron al Playamed de Cancún, sometieron al custodio y asesinaron dos personas, el interno, de nombre Alfonso Enrique Contreras Espinoza, y su acompañante, presuntamente su mujer, a eso de las 6:47 de la noche.
Los sujetos se dieron a la fuga en una Suburban blanca. Ya se activó un operativo en toda la ciudad para buscar a este vehículo.
El occiso, conocido como “El Poncho”, fue detenido por la entonces Procuraduría General del Justicia del Estado en 2015, y presentado como una cabecilla del Cártel del Golfo. Se le acusó de ser el autor intelectual del incendio de una casa de masajes en la Supermanzana 67 de Cancún, en la que murieron abrasadas cinco mujeres.
Dos años después, en abril de 2017, se informó de la nueva detención de este mismo personaje, ahora por fuerzas federales. Se le presentó como el líder de la plaza Cancún para el Cártel del Golfo, agarrado junto a otros dos sujetos, supuestamente encargados de la logística de venta de drogas y cobros de “derecho de piso”. Se les incautaron tres armas cortas, medio kilogramo de marihuana y 81 cartuchos de arma de fuego.
A pesar de la peligrosidad del reo, en esta ocasión era custodiado por únicamente un celador desarmado, que lo llevaba mensualmente a esta clínica particular para un tratamiento médico en sus piernas, según explicó el director del Cereso de Cancún, Jorge Adrián López Valenzuela, arribó a la clínica para tomar parte en las investigaciones.
En breve entrevista, el alcaide indicó que el difunto fue encarcelado por violar la Ley de Armas de Fuego (portar armas de uso exclusivo del ejército), pero negó que tuviese antecedentes penales previos, o que autoridades federales lo tuviesen implicado en la delincuencia organizada.
Por lo anterior, rechazó que hubiese algo irregular en haberlo mantenido con un celador desarmado, mismo que fue sometido e incluso sufrió el robo de su radio Matra.
Sobre por qué estaba en esta clínica particular, en lugar del Hospital General, como es habitual con los internos de la cárcel, explicó que contaba con un seguro y que mensualmente lo atendían para una dolencia en las piernas.
Insistió en que no le constaba que fuera líder de algún cártel, sino únicamente un procesado por violar la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos. (Agencia SIM)