BACALAR.- En un operativo, unos 100 elementos de corporaciones como la Policía Militar, Marina, Policía Estatal y agentes ministeriales, se movilizaron hacia un predio de Bacalar considerado como Área Natural Protegida, mismo que el medio Aristegui Noticias reveló que había sido invadido por gente armada a inicios de febrero. Luego de sacar a los invasores, los elementos colocaron sellos de clausura en el predio 5 Hermanos, ubicado a la altura del kilómetro 40.
Gustavo Rodríguez Elizarrarás, propietario y quien es además presidente de la asociación Selva y Laguna Bacalar AC, había declarado que esta es la segunda ocasión en menos de dos años que este predio es invadido.
La valía de estas tierra, ubicadas en el predio 5 Hermanos, se debe a que colindan con “la laguna de los siete colores”.
Estas 70 hectáreas, que le pertenecen al entrevistado, fueron cedidas para la reserva natural, y fueron las mismas que estos sujetos armados invadieron.
De acuerdo a lo que establece Rodríguez Elizarrarás, la invasión, que comenzó a inicios de febrero, fue encabezada por una persona de nombre Salvador Huicab Aguilar, y quien lidera a un grupo de 40 personas armadas, aunque se dice que quien está detrás de la misma es Juan Osvaldo Morales Correa, quien pidió a la Sedatu le fueran asignadas 174 hectáreas, dentro de las cuales están las 70 de Rodríguez Elizarrarás.
Aunque se reportó el hecho en su momento, y hasta tres corporaciones enviaron a sus elementos, las autoridades optaron por no intervenir para evitar una resolución violenta del conflicto.
Hoy, auxiliados por la Marina, agentes de la Policía Federal acudieron a recuperar en predio y agentes ministeriales colocaron sellos de clausura; en el sitio quedaron ropas colgadas y una olla de frijol en el fuego, así como diversas mercancías en las rústicas chozas cerca de la carretera 307.
Cabe recordar que la primera invasión se realizó el 27 de julio de 2017 cuando un supuesto grupo paramilitar se apoderó del lugar hasta diciembre del 2018. Una vez que se fueron el propietario volvió a tomar posesión. Sin embargo, personas volvieron a ingresar en diciembre, dejando incluso amenazas contra él. Para enero regresaron e incluso expulsaron del sitio a los empleados de Rodríguez Elizarrarás, también con amenazas. Y desde febrero no se habían ido de dicho predio.
Otro hecho que llamó la atención fue que otros terrenos colindantes, custodiados por guardias de seguridad armados, vestidos de civil y con perros, no fueron molestados.