IRAQ.- Los iraquíes votaron por primera vez desde la derrota de Estado Islámico el año pasado, con el primer ministro Haider Abadi, aliado tanto de Estados Unidos e Irán, tratando de esquivar a los poderosos grupos chiítas que acercarían al país a Teherán.
Los iraquíes se mostraron orgullosos por la perspectiva de votar por cuarta vez desde la caída del dictador Saddam Hussein, pero también dijeron que tenían escasas esperanzas de que estas elecciones legislativas lograran estabilizar a un país golpeado por conflictos, dificultades económicas y corrupción.
La participación fue del 44 mil 52 por ciento con el 92 por ciento de los votos contados, dijo la comisión electoral local, muy por debajo que en las elecciones anteriores. Los resultados deben ser anunciados oficialmente el lunes.
Hubo tensiones en la provincia de Kirkuk, rica en petróleo, donde el gobernador exigió un recuento manual y declaró el toque de queda para evitar cualquier enfrentamiento étnico o sectario entre sus comunidades kurda, árabe y turcomana.
Dos partidos kurdos se enfrentaron con rifles de asalto en la ciudad de Sulaimaniya, en el norte de Irak, en medio de acusaciones de fraude electoral, dijeron residentes y funcionarios.
Quienes resulten victoriosos en las elecciones tendrán que lidiar con las consecuencias de la decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos del tratado nuclear con Irán, una medida que los iraquíes temen que convierta a su país en un escenario de conflicto entre Washington y Teherán.
Abadi, que llegó al poder hace cuatro años después que Estado Islámico arrasó con un tercio del país, ha conducido cuidadosamente la relación de Irak con ambos países. Estados Unidos proporcionó apoyo militar al ejército iraquí para derrotar a Estado Islámico, mientras que Irán respaldó a las milicias chiítas que lucharon en el mismo bando.
Pero ahora que la campaña terminó, Abadi enfrenta la amenaza política de parte de dos principales competidores: su predecesor Nuri al-Maliki y el líder del principal grupo paramilitar chií, Hadi al-Amiri, que están más cerca que él de Irán.
Los tres principales grupos étnicos y religiosos – la mayoría chií, la minoría suní y los kurdos- han rivalizado durante décadas y las divisiones siguen siendo profundas.
Abadi es considerado favorito por los analistas, pero la victoria está lejos de darse por asegurada. (FUENTE: EFE)